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La Runtz Autofloreciente es un híbrido 70% índica que combina la famosa Runtz con genéticas índica ruderalis para conseguir una versión autofloreciente de esta hierba tan popular. Su linaje genético integra a un elenco único de variedades legendarias, pues fusiona una Zkittlez (mezcla de Skunk, Afghani y Jack Herer) con una Gelato (cruce de Sunset Sherbet y Girl Scout Cookies).
El resultado es una variedad extremadamente compacta, con un olor característico pero controlable y un rendimiento elevado, por lo que es una opción estupenda para los cultivadores de interior a los que no les preocupa demasiado la privacidad. Aunque las variedades autoflorecientes pueden resultar poco apropiadas para la aplicación de técnicas de cultivo avanzadas, su facilidad y fiabilidad las convierten en excelentes candidatas para cultivadores principiantes o para los que simplemente tienen una agenda apretada.
Las semillas de marihuana de Runtz Autoflorecientes se convierten en plantas de estatura sumamente reducida, con un espaciado internodal un tanto estrecho y una robusta etapa vegetativa. En general, se trata de un híbrido compacto, de estructura tupida y robusta, con una fuerte cola central rodeada de cogollos más pequeños y resinosos. Como se trata de una variedad autofloreciente, no hace falta cambiar la programación lumínica, pues florece por sí misma al cabo de unas semanas.
En interior, estas plantas alcanzan una altura que puede oscilar entre los 25 y los 80 cm. Aunque es una estatura extremadamente baja, pueden llegar a producir rendimientos de 250-325 gramos por metro cuadrado al finalizar una etapa de floración de 60-65 días. En exterior, la altura puede aumentar ligeramente, aunque es poco probable que supere los 100 cm, generando hasta 250 gramos por planta.
Las flores de la Runtz Autofloreciente son macizas y escarchadas, con tonalidades verde lima y púrpura, realzadas por unos pistilos de color naranja intenso. La cola principal domina la mitad superior de la planta, mientras que las ramas inferiores lucen cogollos de menor tamaño, pero igual de densos. Estas flores no poseen muchas hojas, y la capa de resina que recubre los cogollos es escasa, aunque suficiente, por lo que el manicurado es relativamente sencillo.
Dada la naturaleza autofloreciente de esta variedad, no es una opción idónea para la aplicación de técnicas de cultivo avanzadas, ya que el cultivador no tiene control sobre el momento de la floración. Métodos como el mainlining o el screen of green (SCROG), que requieren una etapa vegetativa prolongada, tampoco son factibles. Además, las delicadas ramas hacen que prácticas como el supercropping o el lollipopping resulten poco viables. Aunque su tamaño compacto puede parecer adecuado para un sistema de sea of green (SOG), la falta de control sobre la etapa de floración puede suponer todo un reto.
Cuando estas plantas llegan al final de su etapa de floración, empiezan a desprender un intenso aroma dulce y afrutado, con notas a caramelo tropical y un ligero matiz terroso. Esta fragancia se acentúa aún más a medida que la planta madura. Los cultivadores que valoren su privacidad deberían considerar la posibilidad de tomar medidas suplementarias para enmascarar el olor.
El aroma se suaviza una vez que los cogollos han terminado de curarse, y sigue siendo igual de placentero: es una mezcla de frutas tropicales, caramelos dulces y sutiles toques a corteza de cítricos. Todo ello crea un bouquet dulce y ácido. Al probar una Runtz Autofloreciente se revela una sabrosa mezcla de dulces frutas tropicales mientras se inhala, con matices cremosos y un ligero toque herbal al exhalar. En general, esta variedad recuerda a un postre dulce.
Los efectos de la Runtz Autofloreciente duran bastante y arrancan con un estallido de euforia y energía creativa, el cual se transforma progresivamente en un profundo colocón corporal. En general, esta variedad es una elección fantástica para relajarse tras un arrebato de productividad antes de fundirse gradualmente en el sofá.