Tanto si se trata de viajar, de escribir o de materializar ideas innovadoras, Mila Jansen lo hace todo. Hace poco, publicaba su autobiografía titulada “Cómo Me Convertí en la Reina del Hachís». Mila nos concedió una entrevista en Ámsterdam. Hablamos con ella de cannabis, de la vida, de negocios y viajes.
¿Cómo se convirtió Mila en la «Reina del Hachís»? Es la historia de un viaje, en sentido literal. Puedes pedir tu copia del libro aquí. ¿Aún no estás convencido/a? Lee nuestra reseña completa del libro o disfruta de esta entrevista que se grabó en un caluroso día de verano en el Jardín Botánico de Ámsterdam.
- ¿Cuáles son las tres cosas más importantes en tu vida?
Creo que, sin duda, mis hijos y, probablemente, el budismo y todo lo que me ha llevado y unido al senderismo que solía hacer en el Himalaya. Me gustaba muchísimo.
- ¿Cómo recordaste todos los detalles sucedidos a lo largo de los años?
Llevé un pequeño diario maravilloso del 68 al 72, que no era más que una pequeña libreta, pero me ayudó un montón. Qué pena que haya perdido el diario desde entonces, pero la información de aquellos días procedía de allí. Y mis hijos siempre me dicen lo que cuento mal. Me dicen «¡que no era entonces!» y «¿no te acuerdas de que ella estaba allí?» y tengo que pensar… ah sí.
- ¿Cuánto tiempo tardaste en escribir el libro?
Once años. Empecé hace mucho tiempo. Luego escribí durante cinco o seis años y lo guardé. No pude ni mirarlo durante tres años. Había sido demasiado. Luego, en un momento determinado, piensas en todas las cosas de tu vida y en todas las cosas que nunca has terminado y, me acordé del libro y fue como si aún pudiera terminarlo. Me senté y lo hice, así que volví a empezar.
- ¿Cómo te describirías en una frase?
Bueno, creo que primero soy madre y que he trabajado duro para que todo siguiera en marcha.
- Hubo algún momento en el que pensaste: ¡Qué le den a todo! ¿Lo lamentas?
Creo que mi momento de mayor desasosiego fue cuando vivía en el Himalaya con los cuatro niños; eran tiempos difíciles. No es solo que estuviera sin blanca por aquel entonces, sino que la vida a veces me parecía demasiado. Aprendí que llorar es solo una forma de autocomplacencia y que no tiene sentido seguir castigándote con lo negativo porque no lleva a ninguna parte. Solo tienes que recuperarte rápido y creo que escribí en el libro que necesité una grapadora para graparme una sonrisa porque no tiene sentido regodearte en tus propias miserias.
- ¿Puedes enseñarnos tu libro?
Quiero enseñarte el libro que he escrito. Se titula «Cómo Me Convertí en la Reina del Hachís». Ahora puede que te preguntes por qué demonios se convirtió en la reina del hachís. Esto te lo puedo contar con bastante rapidez.
Es porque inventé el primer método mecánico para separar los tricomas, los cristales de la planta de marihuana del resto de la marihuana. Ahora, se llevaba haciendo hachís durante miles de años, pero siempre había sido una cosa manual la forma en que se separaban los cristales.
Una noche estoy de pie frente a mi… ah y yo solía hacerlo sobre un filtro y movía el material vegetal y algunos cristales se caían, pero tardaba muchas horas. Una noche, estoy de pie frente a mi secadora de la ropa y me doy cuenta de que lo que hace la ropa al dar vueltas dentro de la secadora es lo mismo que yo hago a mano a pequeña escala.
Al día siguiente, les hice comprar a los tipos con los que estaba trabajando una secadora vieja y le quitamos la calefacción porque el calor no es bueno para separar los cristales y todo lo que hicimos fue poner una malla como filtro alrededor del tambor de la secadora y metimos un poco de marihuana dentro y la pusimos en marcha a velocidad lenta y he aquí cinco minutos después, todos los cristales estaban en la parte de abajo. Ese fue el primer método mecánico para hacerlo. Empecé a ganar dinero con ello y hoy seguimos vendiendo esos Pollinators® como los llamamos.
- Has viajado mucho. ¿Cuál es tu lugar favorito y por qué?
Creo que el mejor lugar es justo donde esté. Porque siempre puedes soñar con el futuro y el pasado, pero solo puedes ser feliz y disfrutar allí donde estés.
- ¿Hay algún lugar que aún quieras visitar?
Oh, creo que hay muchos sitios. Quiero ir a la selva, quiero ir a la Antártida, a Alaska tal vez. Me encantaría ir al sur de Sudamérica. Debe ser increíble allá abajo. Que pase o no pase, no lo sé, puede.
- ¿Hay algo que siempre lleves contigo en tus viajes?
Bueno, aparte de mi pasaporte y mi cepillo de dientes… todo lo necesario para hacer un buen porro.
- ¿Qué fuma Mila? ¿Tienes una variedad favorita?
Principalmente me gusta fumar hachís, no me gusta mucho fumar flores. Es porque cuando empecé a fumar en Ámsterdam, en el 65, solo había hachís y luego, cuando fui hasta la India haciendo autostop, solo había hachís. Pasaron 23 años desde que empecé a fumar hachís hasta que me encontré con un poco de marihuana.
Regresé a Ámsterdam en el 88, la ciudad estaba llena de coffeeshops y todos tenían hierba. Creo que la experiencia más intensa que tuve fue cuando estuve en el Himalaya con unos sadhus. Son monjes que caminan, no tienen posesiones, fuman chillums, para estar más cerca de su dios Shiva.
Subimos las montañas con ellos y nos iban a enseñar sus mejores plantas. Observaron las enormes plantas que crecían en el valle. Subimos y había plantas pequeñas. Estábamos a más de 3.000 metros y las plantas pequeñas habían estado cubiertas por la nieve, se habían mantenido con vida y parecían bonsáis.
Estaban completamente retorcidas y giradas, y los cogollos que tenían eran bastante pequeños. Pero las frotamos e inmediatamente lo pusimos en un chillum. Creo que fue la experiencia más increíble, caminar por esa montaña, fue como si estuviera de ácido. Todos los sonidos, todos los colores eran tan intensos e íbamos como volando. Fue una experiencia increíble con el hachís.
- ¿Por qué prefieres el hachís a la marihuana?
Por qué molestarse en fumar un montón de material de plantas muertas cuando solo quieres el meollo de la cuestión. Y eso son los cristales que contienen todos los ingredientes activos, no las hojas verdes. Está bien decirlo, pero luego, por supuesto, mezclo el mío con un poco de tabaco, así que sigo poniendo material vegetal muerto.
No sé, creo que, a lo largo de los años, llevo 23 años fumando así antes de encontrarme con la marihuana y no me gustó tanto el efecto ni el sabor. Por otro lado, creo que la marihuana y el hachís son como la cerveza y el vino.
Un bebedor de vino rara vez beberá cerveza y un bebedor de cerveza rara vez beberá vino. Bueno, ambas bebidas contienen más o menos el mismo alcohol y tienen más o menos el mismo efecto. Es como con la marihuana y el hachís. No es más que una opción. A mí no me corresponde decir que uno sea mejor que el otro. Solo tiene que ver con lo que prefieres.
- ¿Cómo te convertiste en una mujer de negocios?
Había una necesidad urgente detrás de eso y es que a mis hijos les gustaba comer tres veces al día. Creo que te vuelves muy creativo con respecto a las posibilidades de tener en cuenta dónde estás y cómo puedes convertirlo en algo que te permita ganar dinero para comer y cosas por el estilo. Allí arriba (Himalaya) fueron las mujeres que tejían las que me inspiraron.
- ¿Qué consejo les das a los nuevos emprendedores?
Hazlo. Solo hazlo. No es tan aterrador como parece. Y, por supuesto, debes intentar hacer negocios con algo que te guste hacer. Puedo dedicarme a la contabilidad, pero ese no es un oficio en el que me gustaría involucrarme. Tejer era una de mis pasiones. Muchas de las cosas que he hecho eran en cierto modo una de mis pasiones.
- ¿Tienes alguna costumbre secreta?
Bueno, puedo decirte que me he mordido las uñas la mayor parte de mi vida, pero no es muy interesante. La mayoría de las otras cosas las puedes leer en el libro y lo que no escribí en el libro es probablemente lo que no quiero que sepas.
- ¿Cuáles son tus planes para los años venideros?
Tenía un gran proyecto, pero lo han paralizado. Quería comprar un campo en Holanda, uno de esos prados y quería poner arbustos a su alrededor para los insectos y las abejas y para hacer un pantano y poner árboles frutales y árboles de frutos secos.
Llegué a encontrar un prado que podía comprar, pero ha sido el gemeente (ayuntamiento) el que no quiere soltar este prado de la campiña holandesa y que dios nos libre de que algo divida los pocos que hay, lo que creo que es bastante primitivo porque la vereniging (asociación) de protección de la naturaleza y la vereniging de las aves y la vereniging de las abejas, todas dicen que estos prados son una mierda para la naturaleza.
Allí no encuentran nada ningún pájaro ni insecto ni nada. Me he sentido y me sigo sintiendo bastante disgustada porque no me dejaran hacerlo, porque solo quería crear un paraíso para pájaros, insectos, pequeños conejos, ranas, lo que llegara hasta allí. Este sería un sueño que me gustaría convertir en realidad en algún momento, pero esta vez no va a pasar.
Aparte de eso, me gustaría jubilarme cuando cumpla 75 años, aunque la verdad no sé qué haré entonces. Creo que posiblemente siga por el mismo camino por el que he ido hasta el final.