Todos queremos sacar el máximo partido a nuestras plantas, y el fimming es una herramienta que a menudo se pasa por alto. Comparado con el topping, es más rápido, menos arriesgado y puede producir rendimientos aún mayores. Por desgracia, no existe el sistema perfecto, y no está exento de inconvenientes, pero para muchos cultivadores es una solución viable.
¿Qué es el fimming?
En esencia, el fimming (también llamado «FIM») es prácticamente idéntico al topping tradicional. Es una técnica avanzada de cultivo con entrenamiento de alto estrés (HST, por sus siglas en inglés) que crea plantas muy tupidas y se centra más en el desarrollo de ramas laterales que en el crecimiento vertical. Si alguna vez has podado una planta, te resultará muy fácil aplicar el fimming, pero incluso un cultivador principiante puede utilizar este método bastante sencillo. Al fin y al cabo, se creó por accidente.
La historia del fimming tiene su origen en Estados Unidos a finales de la década de los 90. Según cuenta la leyenda, un ambicioso pero descuidado cultivador estaba podando sus plantas cuando se dio cuenta de que se había equivocado y había cortado en el punto equivocado. En su frustración, gritó «joder, qué fallo» (FIM, F*ck, I missed en inglés). En lugar de abandonar el proyecto, decidió dejar crecer la planta y ver qué pasaba.
Pues bien, al cabo de unos días, la planta no sólo se había recuperado, sino que se estaba desarrollando estupendamente, y la zona recién podada se había convertido en una maraña de ramas. Todas ellas resultaron ser muy productivas, y la cosecha del cultivador fue la mejor de su historia.
Aunque la historia real puede que no sea así exactamente, el fimming ha demostrado ser una técnica de cultivo increíblemente valiosa para controlar el tamaño y la forma de una planta.
Fimming vs topping
Antes de profundizar en el proceso de fimming, es preciso entender en qué se diferencia del topping normal y por qué conviene elegir una técnica en lugar de otra. Básicamente, el fimming y el topping son lo mismo desde el punto de vista funcional: ambas requieren que elimines un fragmento de la parte superior de la planta para crear más zonas de floración. La diferencia estriba en el lugar exacto donde haces el corte.
El topping, también denominado «poda apical» en su acepción más técnica, es quizá la técnica HST más conocida. Para podar una planta de marihuana, los cultivadores se limitan a eliminar los brotes más recientes situados por encima de un par de ramas laterales determinadas. Estas dos ramas se convertirán en los tallos principales de la planta y producirán cada una su propia cola, duplicando así el rendimiento por ejemplar.
El fimming es increíblemente parecido, excepto por un pequeño detalle. Mientras que el topping requiere la eliminación completa de todo el crecimiento vegetativo por encima de un cierto punto, el fimming deja un 20-30% de las hojas recortadas. Puede parecer una pequeña diferencia, pero los resultados son como la noche y el día.
Como ya se ha dicho, el topping provoca que toda la energía de la planta se concentre en los dos tallos recién creados. Esto tiene varias ventajas, pero las plantas siguen creciendo de forma tradicional, sólo que con dos tallos en lugar de uno. En cambio, el fimming se ocupa más bien de retrasar el crecimiento vegetativo entre cinco y siete días.
Esto obliga a la planta a desviar todos sus recursos hacia las ramas laterales no dañadas, aumentando así la densidad de su follaje. En general, el fimming provoca un crecimiento vertical algo mayor que el topping debido a la reducción del tiempo de recuperación.
Fimming vs poda
El verbo podar hace referencia a un concepto muy amplio que describe cualquier forma de topping, recorte o defoliación. El fimming es una forma de poda, aunque también lo son el topping, el lollipopping y (hasta cierto punto) el mainlining. Como «poda» es un término tan genérico, no se suele utilizar, y muchos cultivadores prefieren ser un poco más específicos con la terminología.
Ventajas e inconvenientes del fimming en plantas de marihuana
Ventajas del fimming
Al igual que cualquier otra técnica inventada por los cultivadores a lo largo de los años, el objetivo del fimming es maximizar el rendimiento global. Sin embargo, mientras que una técnica como el lollipopping consiste en aprovechar al máximo un número reducido de zonas de floración, el fimming pretende maximizarlo. Aunque a menudo se considera una técnica «avanzada», cualquiera con un par de tijeras y un poco de esmero puede realizar un fim con éxito.
Para los cultivadores, uno de los mayores atractivos del fimming es su versatilidad. Mientras que el topping sólo puede realizarse en la parte superior de la planta, el fimming puede hacerse en cualquier parte donde se formen nuevos brotes. Por ejemplo, las ramas más bajas suelen ser menos productivas que las altas, y el fimming puede ayudar a que estas áreas se conviertan en potentes centros de producción.
Por ello, el fimming es una técnica muy popular entre los cultivadores que utilizan ScrOG (pantalla verde), ya que puede evitar la clásica forma de árbol de Navidad. De este modo se consigue un dosel mucho más uniforme, aumentando las zonas de floración con acceso a una dosis completa de luz solar.
Si se compara con el topping tradicional, el fimming es mucho menos estresante para la planta, lo que permite un tiempo de recuperación más rápido y menos esperas entre cosechas. Además, no requiere la misma precisión que el topping, por lo que los errores son menos frecuentes (de hecho, el fimming tuvo su origen en un error).
Por último, si se aplica bien el fimming, se observa un aumento de la densidad del follaje con respecto a las plantas sometidas a topping o no entrenadas. Quizá no sea lo ideal en todos los casos, pero aquellos cultivadores con poco espacio libre pero una superficie amplia pueden así aprovecharlo al máximo.
Desventajas del fimming
No existe la técnica de cultivo perfecta. Aunque el fimming es una herramienta útil para cualquier cultivador, no siempre es la opción ideal.
El mayor inconveniente del fimming es el daño potencial que puede ocasionar a la planta, pues todo corte y eliminación de brotes implica un riesgo. Esto puede reducirse en gran medida utilizando unas tijeras afiladas bien limpias, comprobando dos y tres veces qué y dónde piensas cortar antes de empezar.
Al llevar a cabo un recorte, siempre existe el peligro de eliminar demasiado. Si estás podando una planta, eliminar demasiados brotes puede provocar daños irreparables en el caso de suprimir futuros brotes potenciales. Sin embargo, con el fimming, este riesgo concreto se reduce enormemente. Como tu objetivo es dejar un 20-30% de los brotes en la zona objetivo, eliminar un poco más o menos de lo previsto no supone un gran problema. Incluso si te pasas, lo único que habrás provocado es una poda satisfactoria.
Por otro lado, si no eliminas lo suficiente durante el proceso de fimming, es posible que las ramas resultantes no crezcan lo bastante gruesas y robustas como para sostener sus cogollos. Aunque el fimming es bastante tolerante, la línea que separa el exceso del defecto es muy fina. Como con todo, la práctica hace al maestro.
Por último, el fimming tiende a crear plantas muy tupidas, casi caóticas. Tendrás que practicar un entrenamiento de bajo estrés (LST ) bastante extremo para evitar que las cosas se te vayan de las manos.
¿Cuándo se debe aplicar el fimming?
Como el fimming es un proceso bastante estresante, es importante esperar a que la planta esté bien consolidada y lo suficientemente sana como para sobrevivir al trauma; lo ideal es hacerlo en torno al quinto o sexto nudo interno. Así te asegurarás de que tenga el suficiente soporte como para sobrevivir, pero que aún sea lo bastante joven como para recuperarse antes de la etapa de floración.
En general, es preferible adelantarse a retrasarse, ya que uno de los principales objetivos del fimming es ayudar a controlar el tamaño y la forma de la planta. Sin embargo, es importante recordar que se debe podar la planta mucho antes de que empiece la etapa de floración. En general, realizar un corte de alto estrés (HST) durante la etapa de floración es una medida muy poco recomendable, ya que las plantas emplearán su valioso tiempo y recursos en la reparación de los daños que les has causado, en vez de emplearlos en el crecimiento de las flores.
NO apliques el fimming en las dos semanas previas al comienzo de la etapa de floración, ya que las plantas necesitan tiempo para recuperarse.
Por último, no te excedas. En teoría, no existe un límite con respecto al número de veces que se puede realizar el fimming en una planta, pero notarás una disminución de los beneficios tras unas cuantas rondas. Aunque el objetivo es crear más zonas de floración, un exceso puede ser demasiado para la planta. Las más grandes requieren macetas de mayor tamaño, e intentar sobrepasarse sólo te llevará a una cosecha menor, llena de diminutos cogollos que recuerdan a las palomitas de maíz.
¿Qué herramientas se usan en el fimming?
Si llevas tiempo cultivando, ya tienes todo lo necesario. Basta disponer de unas tijeras bien afiladas y unas bridas de jardín flexibles. Además, puede ser conveniente tener a mano unos tutores de madera, ya que el fimming puede provocar un adelgazamiento de las ramas superior al de otras técnicas.
Cómo realizar el fimming en las plantas de marihuana
Muy bien, ahora que ya sabemos todo sobre el «por qué» y el «cuándo», ha llegado el momento de abordar el «cómo». Lo comentamos anteriormente: si alguna vez has podado una planta, el fimming te resultará muy sencillo. Sin embargo, si es tu primera vez, no te preocupes, porque es facilísimo.
Paso 1: Limpia las herramientas
Como ya se ha mencionado, recortar una planta no está exento de riesgos. Si esterilizas las tijeras con alcohol antes de empezar, reducirás en gran medida el riesgo de introducir agentes patógenos extraños. Incluso una pequeña infección puede propagarse sin control, y las plantas son muy vulnerables en esta fase.
Paso 2: Planifica el proceso
No eres Eduardo Manostijeras, improvisando con la esperanza de que te salga bien la jugada. Tómate tu tiempo para planificar las cosas. ¿Cuántas ramas quieres crear? ¿Dónde las atarás? ¿Se solaparán o competirán entre sí? Lamentablemente, no puedo contestar aquí a este tipo de preguntas, ya que cada planta y cada cuarto de cultivo son únicos.
El lugar más habitual donde realizar el fimming se encuentra en la parte superior de la planta, y ese debe ser tu objetivo, sobre todo si es la primera vez que lo haces. Sin embargo, todo brote es un objetivo potencial, y las puntas de las ramas laterales también son opciones viables para el fimming.
Paso 3: El corte
Es la parte más importante de todo el proceso y lo cierto es que sólo tienes una oportunidad. Agarra con firmeza usando el pulgar y el índice aquellas hojas que vayas a recortar y tira de ellas hasta separarlas. NO las arranques de la planta. A continuación, practica un único corte horizontal y suave, eliminando el 70-80% de la hoja. Y ya está.
Paso 4: Espera a que la planta se recupere
Deja que tu planta se recupere en un plazo de cinco a siete días. Al cabo de una semana, deberías ver que la zona donde cortaste se ha dividido en varias ramas con nuevos brotes formándose lentamente.
Paso 5: Repite
Como ya se ha comentado, en teoría es posible llevar a cabo el fimming de forma indefinida. Sin embargo, la mayoría de los cultivadores observan que más de dos o tres rondas reducen el rendimiento.
Paso 6: Entrenamiento de bajo estrés
En cuanto las ramas nuevas sean lo bastante largas como para poder sujetarlas, debes empezar a entrenarlas. Las plantas a las que se les ha aplicado el fimming (sobre todo si se ha hecho varias veces) pueden acabar siendo un caos, así que asegúrate de seguir la planificación establecida en el paso 2.
Fimming en plantas autoflorecientes
Las plantas autoflorecientes se suelen desarrollar rápidamente, por lo que no recomiendo emplear técnicas de entrenamiento de alto estrés (HST) ya que no aportan ningún beneficio. Dado que la mayor parte de las variedades autoflorecientes comienzan la floración en apenas un par de semanas (un plazo que no se puede frenar ni retrasar), el margen para el fimming o el topping es increíblemente estrecho. No obstante, en teoría, es técnicamente posible llevar a cabo el fimming en una variedad autofloreciente y, si estás decidido a hacerlo, debes tener en cuenta algunas cosas.
En primer lugar, es preciso elegir una variedad de predominio sativa, ya que normalmente presentan una etapa vegetativa más larga. Muchas índicas empiezan a florecer al cabo de tres semanas más o menos, por lo que dispones de unos tres días para realizar el fimming. Con una sativa tendrás entre cinco y siete días más para trabajar.
Además, al realizar el fimming en una autofloreciente, es mejor ser precavido y eliminar menos brotes de los que te parezcan ideales. Si te pasas, puedes detener por completo el crecimiento de la planta cuando esté entrando en la etapa de floración. Esto reducirá drásticamente la cosecha.
Ponte a recortar
Si quieres innovar o vas a poner en práctica un entrenamiento de alto estrés (HST) por primera vez, el fimming es una técnica que merece la pena tener en cuenta. Aunque no es la ideal en algunas situaciones, su rapidez y facilidad la convierten en una técnica valiosa para cualquier cultivador.
- Disclaimer:Las leyes y regulaciones relativas al cultivo de cannabis difieren de un país a otro. Por lo tanto, Sensi Seeds recomienda encarecidamente que se revisen las leyes y regulaciones locales. No se debe actuar en contra de la ley.