La etapa vegetativa de la marihuana es un periodo fundamental del ciclo vital del cannabis. Tiene lugar después de la fase de plántula, cuando la planta se desprende de su caparazón y comienza la formación de raíces. Así pues, es necesario poner en práctica métodos específicos para que florezca y te proporcione a ti, el cultivador, una cosecha abundante.
Pero antes de analizar cuáles son los cuidados más adecuados, es necesario comprender mejor esta fase de crecimiento y por qué es especialmente importante.
Por qué los cultivadores consideran que la etapa vegetativa de la marihuana es esencial
La etapa vegetativa de las plantas de cannabis es un periodo de vital importancia al que los cultivadores prestan especial atención.
Las hojas y las ramas crecen rápidamente a medida que la planta despliega su estructura. Las raíces forman una red expansiva en la tierra que les permite absorber agua, oxígeno y nutrientes, constituyendo a su vez una base firme para la etapa de floración.
Un signo típico que revela la entrada de una planta de cannabis en la etapa vegetativa es que la plántula desarrolle de cinco a siete grupos de hojas puntiagudas.
La etapa vegetativa de las plantas de marihuana suele comenzar en la tercera o cuarta semana de cultivo. A medida que avanza el ciclo, los ejemplares van ganando altura y volumen. También se observa un crecimiento lateral que favorece una apariencia más frondosa. Las plantas desarrollarán pistilos blancos, que pueden indicar su sexo, pero pasará algún tiempo antes de que puedas confirmarlo con seguridad.
La planta se manipula con mayor facilidad en la etapa vegetativa. Por eso, es en esta fase cuando los cultivadores entrenan a sus adorados ejemplares para que adquieran la forma deseada, pero hablaremos de ello más adelante.
La etapa vegetativa de las plantas autoflorecientes frente a las de fotoperiodo
Durante la etapa vegetativa, las plantas de marihuana de fotoperíodo necesitan una exposición lumínica específica para iniciar la floración, como se explica en las secciones siguientes.
Como alternativa, tenemos las plantas autoflorecientes. Como su nombre indica, estos cultivos florecerán independientemente de la cantidad de luz a la que las expongas. El ciclo de luz ideal durante la etapa vegetativa de las autoflorecientes es de 20 horas de luz y 4 de oscuridad.
A diferencia de las fotoperiódicas, las autoflorecientes no requieren tanta atención manual y, por lo general, no responden bien a las técnicas de entrenamiento que generan mucho estrés. Sin embargo, llevar a cabo una poda o un entrenamiento poco estresante durante las primeras cinco semanas puede ayudar a maximizar el rendimiento y reducir la posibilidad de que se desarrolle moho.
El bajo mantenimiento que precisan las plantas de marihuana autoflorecientes las convierte en una opción muy apropiada para cultivadores principiantes con poca o ninguna experiencia. Sin embargo, tienen el inconveniente de que suelen ser más pequeñas que las fotoperiódicas, y alcanzan una altura media de 105 cm en interior y 125 cm en exterior. Las plantas de fotoperiodo pueden crecer hasta 200 cm (6,5 pies) en exterior y 125 cm (4 pies) en interior.
Si te estás iniciando en el cultivo de marihuana, las plantas autoflorecientes son una opción estupenda. Pueden tener sus desventajas, pero el proceso puede proporcionarte la experiencia necesaria para hacer la transición a técnicas de cultivo más avanzadas.
La etapa vegetativa de la marihuana desde un punto de vista científico
Ahora vamos a ponernos en plan cerebritos, pues conocer la ciencia que rige la etapa vegetativa es esencial para comprenderla en profundidad. Pero no te preocupes, te presentamos la información de una forma sencilla y amena.
Comprendiendo la fotosíntesis
Durante esta fase de crecimiento, la marihuana depende del proceso de fotosíntesis para obtener energía. Es un factor esencial que podría determinar su estado de salud a medida que crece.
Este es el proceso en pocas palabras: las moléculas de clorofila, llamadas cloroplastos, absorben la luz procedente del sol o de una fuente artificial en el momento en que entra en contacto con las hojas, las cuales almacenan en su interior esta energía química.
Toda esa energía almacenada se utilizará después para dividir las moléculas de agua, convirtiéndolas en oxígeno e hidrógeno. Cuando el oxígeno se libera en la atmósfera, el hidrógeno se combina con el dióxido de carbono para producir glucosa, proporcionando la energía necesaria para un crecimiento sano.
Por tanto, la fotosíntesis genera energía y equilibra el hábitat interno de la planta al liberar el exceso de oxígeno e hidrógeno.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos utilizar los procesos naturales para favorecer el desarrollo del cultivo. Esto nos lleva a la siguiente sección, que aborda los factores esenciales a la hora de prestar los cuidados adecuados durante la etapa vegetativa.
Cuidados adecuados durante el crecimiento: Factores esenciales
Los cultivadores deben prestar la máxima atención a estos factores básicos: exposición lumínica, niveles de agua y nutrientes, humedad, temperatura y prevención de plagas. Todos ellos se analizan detalladamente en esta sección. También hablaremos del trasplante, un paso necesario para favorecer el crecimiento de las raíces y mejorar la ingesta de nutrientes.
1. Exposición lumínica durante la etapa vegetativa
Las plantas de cannabis necesitan la mayor exposición lumínica en la etapa vegetativa. Ya sea en interior o exterior, la hierba debe recibir al menos 13 horas de luz diarias. Los expertos recomiendan entre 18 y 24 horas para obtener resultados óptimos. Para las plantas de fotoperíodo, 18 horas de luz y 6 de oscuridad es la proporción ideal.
La densidad de flujo de fotones fotosintéticos (PPFD), es decir, la cantidad de luz que llega a la planta, es un parámetro decisivo a la hora de maximizar los resultados de la fotosíntesis. Para la etapa vegetativa, diversos estudios sugieren utilizar niveles de PPFD entre 400 y 600, algo que los cultivadores pueden controlar mejor cuando se realiza en interiores con iluminación artificial. Hablaremos de esto más adelante.
El tipo de variedad también influye al determinar el grado de exposición lumínica que precisan las plantas. Sin embargo, si se trata de autoflorecientes, no es necesario hacer ningún cambio en la etapa vegetativa, ya que florecerán por sí solas. En caso contrario, deberás cambiar el ciclo a 12 horas diarias para iniciar la etapa de floración.
2. Riego durante la etapa vegetativa
Hablemos del riego en primer lugar. Como ya se ha mencionado, los estirones se producen durante esta fase concreta del ciclo vital de la marihuana, por lo que las plantas necesitan una cantidad de agua abundante.
Sin embargo, hay que evitar regar en exceso, ya que puede privar a las raíces de aire y provocar que se pudran. Esto nos lleva a una pregunta vital: ¿cuánto hay que regar una planta de cannabis durante la etapa vegetativa?
Esta es la regla empírica que comparten la mayoría de los expertos: durante esta fase se debe regar cada dos o tres días, sobre todo durante la estación de crecimiento, que suele coincidir con el segundo y el tercer trimestre del año. En cuanto a la cantidad, al principio limítate a un máximo de 250 ml (8,5 oz) al día, y aumenta a 1000 ml (34 oz) a medida que avance la etapa.
Y para evitar encharcar las plantas, te damos un consejo profesional: la siguiente tanda de riego sólo se realiza una vez que la tierra está seca al tacto. Repite esta operación hasta que hayas completado la cantidad recomendada para ese día.
La calidad del agua es otro factor esencial a tener en cuenta. Por un lado, es importante controlar el pH, el cual por consenso se sitúa entre 6 y 7. Para los cultivadores en suelo abierto, 6,5 es el valor óptimo recomendado.
Normalmente, se puede usar agua del grifo, siempre que no contenga calcio ni cloro para no perjudicar a las plantas. Sin embargo, los cultivadores veteranos y los entendidos en marihuana aconsejan utilizar agua purificada mediante ósmosis inversa o agua de lluvia.
3. Nutrientes durante la etapa vegetativa
Al igual que los humanos, las plantas de marihuana necesitan nutrientes para crecer de forma óptima. En este caso, son tres los macronutrientes principales: nitrógeno, potasio y fósforo.
El nitrógeno ayuda a la fotosíntesis, mientras que el fósforo contribuye al almacenamiento eficaz de energía, al desarrollo de las raíces y al metabolismo. Por su parte, el potasio da a la planta un color sano, un aroma apreciable y favorece el crecimiento.
También tenemos nutrientes suplementarios: calcio para controlar el contenido de sal en la tierra, magnesio para ayudar a metabolizar los hidratos de carbono y azufre para contribuir a la producción de clorofila, además de vitaminas y aminoácidos para combatir las enfermedades.
El aporte de nutrientes durante la etapa vegetativa depende de lo avanzada que esté la planta en esta fase de crecimiento. Al principio, los expertos recomiendan utilizar abonos orgánicos con una proporción de nitrógeno-fósforo-potasio (NPK) de 2:1:2.
En cuanto a las dosis específicas, los expertos aconsejan utilizar 200 partes por millón (PPM) de nitrógeno, 120 ppm de fósforo y entre 200 y 250 ppm de potasio. Se recomienda alimentar después del trasplante.
Con objeto de fortalecer el desarrollo de las hojas, esta proporción aumenta cuando las plantas alcanzan la sexta semana. En esta época, la proporción NPK recomendada es de 10:5:7. Estos niveles se reducen ligeramente durante la última etapa vegetativa, hasta alcanzar una proporción equilibrada de 7:7:7.
4. Humedad y temperatura
La humedad relativa (HR) mide la cantidad de vapor de agua que hay en el aire. Mantener unos niveles adecuados repercute en el rendimiento durante la cosecha y evita la aparición de moho.
Determinar los niveles ideales de HR dependerá del entorno habitual de las plantas. Las que crecen en climas cálidos requieren niveles más altos, mientras que ocurre lo contrario con las que crecen en regiones frías.
Normalmente se recomienda mantener unos niveles moderados de HR, en torno al 50-70%, durante la fase de crecimiento. La presencia de agua es un indicador básico en la gestión de estos niveles, y un exceso probablemente signifique una humedad más alta de lo necesario.
Y como el desarrollo de las raíces comienza durante esta fase, aumenta el consumo de agua. Por tanto, los niveles de HR recomendados deben reducirse un 5% cada semana.
Asimismo, es preciso controlar las temperaturas para regular las tasas de metabolismo. Lo ideal es mantenerlas entre 22-28°C (71-82°F) durante el día y entre 18-22°C (64-71°F) por la noche.
5. Prevención y control de plagas
Como ocurre en cualquier cultivo, la amenaza de las plagas está siempre presente a la hora de cultivar marihuana.
La mosca blanca, la araña roja, el mosquito de los hongos y los pulgones son plagas comunes que ocasionan muchos quebraderos de cabeza a los cultivadores de cannabis. Estas pequeñas molestias se reproducen rápidamente, prosperan en ambientes húmedos y atacan a las plantas o perjudican la calidad de la tierra y las raíces.
Como siempre, es mejor prevenir que curar y tratar de salvar los restos de la destrucción sufrida. Resulta especialmente importante implantar medidas durante la fase de crecimiento para garantizar un desarrollo sano de las plantas jóvenes y, en última instancia, una cosecha abundante.
Antes de nada, conviene disponer de un entorno de cultivo higiénico, huelga decirlo. Deshazte inmediatamente del material vegetal muerto, los restos y las malezas que no estén relacionadas con la hierba mágica. Después, controla los niveles de humedad y temperatura para regular la acumulación de agua.
Solo se deben emplear pesticidas como último recurso, y si tienes que usarlos, elige variantes orgánicas como el aceite de neem y el spinosad. Otra opción natural es dejar actuar a los insectos depredadores. Las mariquitas, los ácaros depredadores y las crisopas se alimentan de arañas rojas y pulgones, ayudando a evitar plagas en las plantas.
6. Trasplante
El trasplante es un proceso que consiste en trasladar una planta de un recipiente o medio de cultivo a otro. Así, las plantas de marihuana pueden desarrollar un sistema radicular más robusto, que en última instancia favorece una mejor absorción de nutrientes. También evita el hacinamiento, algo que puede atrofiar el crecimiento.
El mejor momento para trasplantar la marihuana es en la etapa vegetativa, pues ya ha desarrollado un sistema radicular más robusto.
El trasplante suele constar de cuatro pasos, dependiendo del modo en que lo hagas.
- Elige el recipiente deseado y el medio de cultivo previsto. Los cultivadores de marihuana experimentados recomiendan utilizar macetas hechas de fibra, ya que se descompone con el tiempo y permite la expansión natural de las raíces. En cuanto al sustrato, la tierra sigue siendo el medio de cultivo preferido porque es asequible, fácil de usar y permite equilibrar los nutrientes, aportar oxígeno y retener el agua.
- Extrae la planta. Este proceso requiere un tratamiento delicado. Los cultivadores experimentados recomiendan regarla primero para soltar la tierra y aliviar la tensión en las raíces. Una vez esté lo bastante húmeda, invierte el recipiente antiguo para que la planta se deslice hacia fuera de forma natural.
- Traslada la planta a su nuevo contenedor. Colócala en el centro tras cavar un agujero lo bastante grande para que quepa el cepellón. Rellena el agujero con el medio de cultivo elegido y asegúrate de que no queden huecos que provoquen bolsas de aire.
- Cuidados posteriores. Lo ideal es que el nuevo recipiente se coloque en un entorno que proporcione agua suficiente, luz solar y niveles adecuados de humedad y temperatura.
Cultivo interior o exterior
El contraste entre factores ambientales implica planteamientos muy distintos entre cultivadores de interior y de exterior. Mientras que el segundo ofrece más espacio para que las plantas crezcan libremente, el primero les permite un mayor control sobre los elementos esenciales antes mencionados.
En este apartado examinaremos detenidamente las diferencias entre el cultivo en interior y en exterior durante la etapa vegetativa.
La etapa vegetativa en interior
El cultivo de cannabis en interior ofrece a los cultivadores más libertad para controlar la exposición lumínica, los niveles de agua, la humedad y la temperatura, puntos que trataremos en esta sección. El control de estos factores ambientales permite el cultivo durante todo el año.
Exposición lumínica
Los expertos recomiendan el uso de lámparas LED, ya que simulan mejor la luz solar que otras fuentes de luz artificial. La posición es importante, y muchos cultivadores experimentados aconsejan colocar las luces debajo del dosel o a un lado de la planta. Esto facilita la iluminación de todas las partes de la planta, favoreciendo un crecimiento sano y un rendimiento máximo.
Riego
Un sistema de riego por goteo automatizado es una elección acertada en cultivos de interior. Permite un suministro eficaz de nutrientes, manteniendo el equilibrio necesario para maximizar las posibilidades de obtener una cosecha sana. Los sistemas de riego por goteo también funcionan en espacios reducidos, por lo que son una opción flexible si el espacio físico está muy limitado.
Humedad
Los humidificadores son esenciales a la hora de regular los niveles de humedad en un cuarto de cultivo de marihuana. A título orientativo, los aparatos más pequeños funcionan mejor en habitaciones de menos de 30 m² (300 pies cuadrados). Los humidificadores medianos se adaptan mejor a un cuarto de cultivo de hasta 45 m² (500 pies cuadrados). Los humidificadores de mayor tamaño están indicados en espacios de hasta 90 m² (1000 pies cuadrados).
Control de la temperatura
Los sistemas de climatización (HVAC, por sus siglas en inglés) son la mejor solución para regular la temperatura. En este caso, se miden los BTU para determinar qué unidad adquirir. Según las dimensiones exactas, un cuarto de cultivo de 30 m² necesita unos 7.000 BTU por hora. Un cuarto de 45 m² suele necesitar 12.000 BTU por hora, mientras que uno de 90 m² necesita unos 18.000.
La etapa vegetativa en exteriores
Si cultivas al aire libre, en un medio natural, se suele tener bastante espacio disponible. Por tanto, el planteamiento es ligeramente distinto. Aunque se tiene menos control sobre los factores esenciales del cultivo (a diferencia del interior), el cultivo exterior suele ser menos costoso, ya que no requiere aparatos complementarios.
Exposición lumínica
Al igual que en el cultivo de interior, es importante colocar bien las plantas. En este caso, conviene disponer de un lugar en el jardín donde las plantas reciban la máxima exposición al sol. También es necesario un espaciado adecuado entre cada ejemplar para alcanzar este objetivo.
Riego
La lluvia es una de las fuentes de agua más fiables cuando se cultiva al aire libre. Sin embargo, puedes instalar un sistema de riego por goteo para garantizar una hidratación suficiente. Lo bueno de estos sistemas es que están disponibles en variantes automatizadas, lo que permite una mayor libertad de acción a los cultivadores con poco tiempo disponible.
Control de la humedad y de la temperatura
Al cultivar al aire libre no puedes regular ni controlar los niveles de humedad y temperatura, pero puedes ajustar tu planteamiento. Por un lado, puedes emplear recipientes más grandes para mantener frescas las plantas durante los meses más calurosos. También puedes añadir suplementos de sílice para hacerlas más resistentes al calor.
Pero si prefieres un planteamiento menos manual, puedes elegir variedades que se adapten bien al clima o a tu región. La Shiva Skunk y la Afghani #1 responden bien al calor, mientras que la Jamaican Pearl y la Sensi Skunk prosperan en entornos fríos.
5 errores habituales del cultivador durante la etapa vegetativa
Dado que la etapa vegetativa es una fase de crecimiento decisiva, cometer errores puede salir caro. Si conoces los errores más comunes podrás evitar quebraderos de cabeza y consecuencias potencialmente irreparables.
1. Añadir una cantidad errónea de fertilizante
Anteriormente mencionamos los niveles adecuados de nutrientes para las plantas. Es esencial respetar estos valores para evitar la sobrealimentación o la carencia de nutrientes, ambas perjudiciales para el crecimiento y el rendimiento.
Así pues, ¿cómo puedes saber si tus plantas sufren sobrealimentación y quemadura de nutrientes? Como en la etapa vegetativa todavía no ha comenzado el desarrollo de los cogollos, tendrás que observar las hojas. Se apreciarán signos de oscurecimiento en los bordes y luego en las puntas. Esa decoloración se conoce como quemadura de las hojas.
En las plantas de marihuana, la carencia de nutrientes se manifiesta mediante la decoloración de las hojas, de forma similar a la sobrealimentación. Sin embargo, notarás un crecimiento atrofiado, que suele indicar falta de fósforo.
2. Mala gestión de los niveles de pH
En el cultivo de cannabis, los niveles de pH indican el grado de acidez del medio de cultivo elegido. Mantener estas cifras bajo control aumenta las posibilidades de obtener un rendimiento elevado y un crecimiento sano.
Los niveles de pH abarcan desde el 0 al 14, siendo el rango más bajo el más ácido. A medida que suben los números, también lo hace la alcalinidad. Los cultivadores experimentados recomiendan mantener los niveles de PH entre 6 y 7 durante la etapa vegetativa.
Este valor ideal permite una absorción óptima de los tres nutrientes necesarios. A medida que avanza el crecimiento, los niveles de pH aumentan gradualmente.
3. Espaciado inadecuado
Las plantas de cannabis necesitan un espaciado adecuado durante la etapa vegetativa para una ingesta óptima de nutrientes. Estar demasiado cerca unas de otras impide que las raíces y las hojas aprovechen todos los beneficios de los fertilizantes, el agua, la exposición lumínica y el dióxido de carbono.
En general, los expertos recomiendan dejar de 45 a 90 cm de espacio entre cada ejemplar. Si cultivas en interior, realiza los ajustes necesarios trasplantando o limitando el número de plantas para acomodarlas a tus limitaciones de espacio.
4. Ignorar la gestión de plagas
Muchos cultivadores suelen estar tan ocupados que, sin querer, descuidan la aplicación de medidas adecuadas para el control de plagas. O bien dejan el espacio desordenado o se olvidan de tomar precauciones. Cuando menos se lo esperan, los ácaros ya han infectado la mayor parte de sus cultivos.
Dedica tiempo a inspeccionar regularmente los cultivos y retira las partes dañadas para evitar que la plaga se extienda a toda la planta. Merece la pena mantener el entorno limpio y ordenado, y adoptar medidas higiénicas adecuadas, como lavarse las manos.
Estas sencillas medidas pueden ahorrarte los problemas que conlleva sufrir una plaga a gran escala.
5. Falta de investigación y planificación
Teniendo en cuenta los cuidados esenciales necesarios, el cultivo de marihuana implica numerosas tareas variables y requisitos.
Sin embargo, muchos cultivadores principiantes cometen el grave error de empezar a cultivar sin investigar y prepararse de antemano. Conviene comprender los fundamentos del ciclo vital de la planta, la fotosíntesis y todos los componentes mencionados anteriormente.
Afortunadamente, Internet es un vasto recurso repleto de información útil. También puedes consultar a cultivadores experimentados para obtener sugerencias, conocimientos de primera mano, además de trucos y consejos. ¡Y también tienes nuestro blog, por supuesto!
5 preguntas frecuentes sobre el cultivo de hierba durante la etapa vegetativa
Para muchos cultivadores, la etapa vegetativa de la marihuana es el período más complicado. Esta sección responde a algunas preguntas frecuentes para ayudarte a evitar los errores más habituales y lograr una cosecha satisfactoria.
La fibra de coco es una de las alternativas posibles, ya que ayuda a mantener equilibrados los niveles de pH, lo que es esencial en la etapa vegetativa de la marihuana. Además, retiene muy bien el agua. Y si te preocupa el medio ambiente, es una opción muy sostenible.
La perlita es otra opción excelente porque proporciona un buen drenaje y distribución del aire, aspectos esenciales durante esta fase de crecimiento.
Algunos cultivadores veteranos utilizan lana de roca como medio de cultivo. No sólo permite un desarrollo adecuado de las raíces, sino que también equilibra los niveles de nutrientes y evita el encharcamiento. Además, la lana de roca es bastante estéril, lo que aleja las plagas.
En general, para cultivar marihuana en interior se utilizan macetas más pequeñas que cuando se cultiva en exterior.
En interior: Durante la fase inicial de la etapa vegetativa, cuando la altura de la planta es de 15 a 30 cm (de 6 a 12 pulgadas), el volumen del macetero recomendado es de 2 a 4 litros (0,5-1 galones) de capacidad. Cuando el crecimiento alcanza los 60 cm (25 pulgadas) , el tamaño del macetero se incrementa a unos 10-20 litros (2,5-5 galones), dependiendo del espacio disponible. Antes de la etapa de floración, puedes ampliar el tamaño de las macetas de nuevo hasta 30 litros (7 galones).
No es aconsejable utilizar macetas mucho más grandes, pues la tierra retiene más agua de la que pueden soportar las raíces, lo que podría hacer que se pudrieran.
En el exterior se utilizan macetas más grandes, por ejemplo de 4 litros (1 galón) después de la etapa de plántula, de 20 a 25 litros (5 a 7 galones) durante la etapa vegetativa, aumentando posiblemente a macetas de 40 litros (10 galones) antes de la etapa de floración.
La mayoría de los cultivadores de cannabis buscan los cogollos. En ese caso, necesitarás plantas hembra. Estos cultivos desarrollan dos estructuras similares a pelos llamadas estigmas o receptores de polen. Suelen ser blancos, pero algunos desarrollan tonalidades amarillas y rojas.
En cambio, las plantas macho presentan diminutos sacos de polen en los nudos, la zona donde se unen el tallo y la hoja. Los machos deben retirarse durante la fase vegetativa porque comprometerían la calidad general del producto cosechado debido a su producción de semillas.
Para las plantas de fotoperíodo, esta etapa de crecimiento puede durar entre 3 y 16 semanas, dependiendo del entorno y de si has proporcionado a las plantas suficiente exposición lumínica, agua, nutrientes y todos los elementos esenciales mencionados en la sección anterior.
Puedes decidir cuándo pasar a la etapa de floración en función del espacio y el tiempo de que dispongas y de los resultados que persigas. Si prefieres plantas más pequeñas y una producción más rápida, puedes pasar antes a la etapa de floración. Sin embargo, si tu objetivo es maximizar el tamaño para obtener un mayor rendimiento, puedes optar por prolongar la etapa vegetativa.
Algunos cultivadores optan por alargar aún más la etapa vegetativa, sobre todo si lo que buscan es realizar una clonación.
Las preflores, que son cogollos poco desarrollados que aparecen en los nudos, son el signo visible más evidente que indica que la planta está lista para la transición.
Notarás cambios de tamaño. La planta irá reduciendo paulatinamente el aumento de altura, pero crecerá horizontalmente, desarrollando más hojas y ramas. La estructura de las hojas también evolucionará, y algunas parecerán más estrechas. Otras pueden mostrar bordes dentados.
A medida que la planta avanza hacia la etapa de floración va generando aromas cada vez más perceptibles. Algunas pueden desprender un olor dulce y afrutado, mientras que otras tienden a emanar un olor skunk. Todo depende de la variedad.
Transición hacia la etapa de floración
Las plantas suelen iniciar la fase de floración entre cuatro y seis semanas después del comienzo de la etapa vegetativa. En ese momento se empiezan a ver los signos mencionados en la sección anterior.
Para llevar a cabo esta transición es fundamental que se produzcan cambios en la exposición lumínica. El ciclo de luz debe pasar de 18 ó 24 horas de luz diurna a 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad para iniciar la etapa de floración.
Además, debe ajustarse el suministro de nutrientes. Durante la etapa de floración, las plantas necesitan más calcio, magnesio y otros macronutrientes para favorecer un desarrollo sano de los cogollos.
Fotos de la etapa vegetativa por semanas
Aquí te mostramos algunas fotos de referencia para que te hagas una idea más clara del aspecto de las plantas de cannabis durante cada semana de la etapa vegetativa. Alrededor de la tercera semana se inicia un desarrollo evidente, cuando las hojas crecen de forma más abundante.
En la cuarta semana deberás trasplantar los cultivos a un medio más grande para que crezcan sanos. En la octava semana ya deberías ver un desarrollo foliar más tupido.
Introducción a los métodos de entrenamiento
El entrenamiento es el proceso de manipular el crecimiento y la forma de las plantas. La aplicación de métodos de entrenamiento también puede ayudar a maximizar el rendimiento al tiempo que se controla la altura, lo que resulta especialmente útil para cultivos de interior.
Existen diversas posibilidades a la hora de entrenar una planta de marihuana. El entrenamiento de bajo estrés (LST) dobla los tallos para permitir el crecimiento horizontal. El supercropping está un escalón por encima, y consiste en ablandar los tallos doblándolos en un ángulo más pronunciado.
El método Screen of Green (ScrOG) consiste en colocar una malla sobre las plantas para controlar su crecimiento. Algunas prácticas, como el topping y el FIMing, se basan en un daño deliberado a las plantas.
El momento de crecer
Este extenso artículo te puede servir de guía básica sobre la etapa vegetativa de la marihuana. Incluye los factores clave para fomentar un crecimiento sano y los errores que debes evitar. Ahora te toca a ti: ¡no dudes en compartir algunos de tus consejos en los comentarios que aparecen a continuación!
- Disclaimer:Las leyes y regulaciones relativas al cultivo de cannabis difieren de un país a otro. Por lo tanto, Sensi Seeds recomienda encarecidamente que se revisen las leyes y regulaciones locales. No se debe actuar en contra de la ley.