El refrán «lo bueno, si es breve, dos veces bueno» se aplica también al riego de la marihuana. Suministrar a una planta menos agua de la necesaria es un error importante que debe evitarse, pero regarla en exceso puede acarrear un montón de problemas. Detectar a tiempo los signos y saber cómo reaccionar es la única forma de salvarla de una tumba acuática.
¿Cuánta agua necesitan las plantas de marihuana?
En lo que respecta al riego, el refrán anterior se resume en «lo suficiente, pero no demasiado». Si esto te parece un poco ambiguo, enhorabuena, estás prestando atención. No existe una cifra mágica específica aplicable a la marihuana, de ahí que su riego sea un motivo de preocupación.
La cantidad de agua que necesita una planta de cannabis varía en función de su tamaño, edad, entorno, medio de cultivo e incluso la variedad concreta. Obviamente, las plantas más jóvenes y pequeñas necesitarán mucha menos agua que un ejemplar enorme en plena floración. Consulta nuestra guía de riego completa para conocer todos los detalles sobre la cantidad exacta y la frecuencia con que debes regar.
Los peligros de regar en exceso
Muchos cultivadores principiantes temen no regar lo suficiente (como es lógico), y acaban pasándose un poco. Regar demasiado las plantas puede ser tan perjudicial para ellas como regarlas poco, y puede ser mucho más difícil de solucionar. Si no se les presta atención, las ramas pueden doblarse y romperse por el aumento del peso del agua y su crecimiento se frenará considerablemente.
El mayor peligro que entraña un riego excesivo es que se pudran las raíces. Este fenómeno se produce cuando la tierra se encharca tanto que las raíces no reciben suficiente oxígeno. Al final, las raíces se ahogan, mueren y empiezan a pudrirse. La putrefacción impide que la planta reciba agua suficiente, y continuará extendiéndose hasta que muera.
Aunque técnicamente es posible curar la podredumbre de la raíz, el tiempo, la energía y los riesgos que conlleva difícilmente merecen la pena. Es mucho mejor evitar el riego excesivo desde el principio, aunque eso signifique regar un poco por debajo de lo necesario.
Signos que indican un riego excesivo en las plantas de cannabis
Los síntomas que genera un exceso de riego no aparecen de la noche a la mañana. Pueden pasar varios días, o incluso una semana, antes de que te des cuenta de que algo va mal. Y para entonces, puede que ya tengas problemas, así que saber qué debes vigilar puede ahorrarte más de un quebradero de cabeza.
1. Tierra mojada
En primer lugar, comprueba la tierra. Si se forman charcos en la superficie del suelo, es casi seguro que has regado demasiado tu planta de cannabis. Si se trata de un problema puntual, no pasa nada; basta con saltarse el siguiente riego. Sin embargo, si persiste, significa que no tienes un drenaje adecuado, algo que te precipitará hacia el desastre.
2. Hojas caídas
El signo más evidente de una planta de marihuana regada en exceso son sus hojas flácidas y caídas. Como están rebosantes de agua, la planta ya no soporta su peso y pierden el grado de turgencia (rigidez) que tenían antes. Además, es posible que al pellizcarlas se noten hinchadas, casi rígidas. Se nota el agua retenida.
3. Desaceleración del crecimiento
Una planta de cannabis regada en exceso frenará su crecimiento de forma considerable, pudiendo llegar a detenerse por completo. Esto se nota muchísimo en las fases vegetativas tardías o de floración temprana, etapa donde crecen considerablemente a diario. Como las raíces están esforzándose por obtener suficiente oxígeno, la planta deja de crecer.
4. Hojas amarillentas
Por último, tras varios días de riego excesivo, las hojas pueden empezar a amarillear. Esto ocurre porque las raíces son incapaces de absorber los nutrientes mínimos necesarios. En este punto, tu planta está a las puertas de la muerte y sólo una intervención de urgencia puede ayudar a salvarla.
¿Riego excesivo o insuficiente?
Si los síntomas del riego excesivo (hojas amarillas y caídas, retraso del crecimiento) te suenan familiares, es porque son casi exactamente los mismos síntomas del riego insuficiente. Aunque estas descripciones de los síntomas son, de hecho, casi idénticas, la forma en que se presentan es bastante distinta y un ojo entrenado puede detectar estas diferencias inmediatamente.
Dado que las plantas de marihuana están compuestas en un 95% de agua, cuando se riegan poco pierden la turgencia con bastante rapidez. Las hojas flácidas pueden parecerse a las de una planta regada en exceso, pero la diferencia de textura es abismal.
Las plantas regadas en exceso presentan hojas pesadas, un tanto firmes, y al tocarlas se notan hinchadas de agua. En cambio, las hojas de las plantas que no reciben suficiente agua son finas, endebles e incluso crujientes al tacto.
Incluso la coloración puede darnos pistas. Las plantas con un riego insuficiente pueden empezar a amarillear al cabo de uno o dos días (según el tamaño de la planta), ya que pierden inmediatamente el acceso a los nutrientes. Sin embargo, las plantas regadas en exceso tardan tiempo en desarrollar este tono amarillento. Si tu planta está caída y amarilla, es probable que le falte agua. Si sólo está caída, es probable que esté regada en exceso.
Una vez más, si no estás seguro, lo mejor que puedes hacer es comprobar la tierra. Introduce un dedo unos 2,5 cm y comprueba el grado de humedad. Sabrás enseguida a qué problema te enfrentas.
Cómo solucionar el exceso de riego en plantas de marihuana
Resolver el problema de una planta con exceso de agua es mucho más difícil que el de una planta con falta de agua, pero se puede hacer, siempre que lo detectes a tiempo.
Paso 1: Deja de regarla
Es algo obvio: si la planta se ha regado en exceso, no sigas echándole agua. Dependiendo del tamaño de la maceta, la tierra puede tardar entre 3 y 5 días en secarse, así que vigílala de cerca. Si has detectado tu error a tiempo, esto debería ser suficiente. Las plantas de marihuana son resistentes y un exceso de agua ligero no acaba con ellas.
Paso 2: Airea la tierra
Dependiendo del medio de cultivo empleado, este paso puede resultar esencial. Aunque hayas dejado de añadir agua, la tierra de cultivo tardará en secarse. Si utilizas tierra real, este paso será mucho más importante, ya que tiende a retener el agua mucho mejor que otros sustratos como la fibra de coco.
La solución más sencilla es agujerear la tierra con suavidad empleando un pincho de algún tipo. Unos palillos, perchas o espigas de madera son excelentes opciones y probablemente los tengas a mano. Introdúcelos despacio y con cuidado en el medio, sin remover demasiado la tierra. Es importante no dañar las raíces.
Paso 3: Añade aditivos sólidos
Añadir perlita al sustrato ayudará a eliminar rápidamente el exceso de agua. Tras hacer unos pequeños agujeros en la tierra, introduce perlita en ellos y espolvoréala por encima antes de mezclar suavemente la capa superior de tierra. La cantidad máxima de perlita a añadir es aproximadamente un cuarto del volumen de tierra de la maceta, aunque es probable que necesites menos, ya que no se mezclará uniformemente.
Paso 4: Trasplanta a una nueva tierra
Se trata de una solución extrema y no es algo recomendable en la mayoría de los casos. En primer lugar, las raíces encharcadas son increíblemente frágiles y pueden quedar completamente destruidas si no se hace correctamente. Además, aunque consigas trasplantar la planta con éxito, el daño ya está hecho.
El proceso no difiere del trasplante de una planta de cannabis sana, con una excepción: lavar las raíces. Si tu planta está lo bastante dañada como para justificar un trasplante completo, es casi seguro que la raíz está podrida. Si es así, tendrás que eliminar los trozos dañados. No te cortes, ya no hay vuelta atrás.
Una vez eliminadas las zonas dañadas, lava suavemente el resto de las raíces con agua limpia. A continuación, limpia (o tira) todo lo que haya tocado esa planta. Sinceramente, nosotros probablemente tiraríamos la maceta y el sustrato y empezaríamos de cero. Añade la tierra con cuidado, procurando que las raíces queden algo extendidas. Quizá necesites la ayuda de un amigo para llevar a cabo el procedimiento con cuidado.
Si la planta aún estaba en la primera etapa vegetativa, podría merecer la pena para conservar las genéticas, pero si la planta ya estaba en floración (o incluso superaba los 20-30 cm), es poco probable que te compense la molestia. Incluso si el objetivo es conservar los genes de una variedad, posiblemente sea mejor que saques esquejes y esperes que todo salga bien.
Cómo evitar el riego excesivo del cannabis
Como sucede con muchos aspectos del cultivo, la prevención es la mejor solución. Si adoptas algunas medidas con antelación, puedes evitar que el riego excesivo se convierta en un problema.
1. Controla el programa de riego
Seguir una rutina es bueno, pero debe ser flexible. Que debas regar cada 2-3 días no significa que tengas la obligación de hacerlo. Si la tierra está húmeda, no riegues. Si han pasado 3 días y la tierra aún no se ha secado, es probable que haya un problema con el entorno o con el drenaje.
2. Controla el entorno
El entorno ideal para cultivar cannabis es de 22-28°C con una humedad relativa del 65% (45% durante la etapa de floración). Esta combinación también permite la evaporación óptima del agua de la tierra a la atmósfera. Si tu espacio de cultivo es demasiado frío o demasiado húmedo, la tierra retendrá la humedad más tiempo del debido.
Además, hay que tener muy en cuenta la importancia que tiene la circulación del aire. Aunque la ventilación externa es crucial, también lo es la interna. Disponer de un buen ventilador en el interior del espacio de cultivo evitará que la tierra retenga demasiada agua y que se encharque por un riego excesivo ocasional.
3. Utiliza tiestos de tela
Aunque las macetas de plástico sean las más habituales, las de tela suelen ser mejores para cultivar cannabis. Estos tiestos permiten que el agua drene tanto por los lados como por el fondo, lo que facilita que el exceso de agua salga mucho más rápido. Combinadas con una buena circulación de aire, las macetas de tela pueden evitar que riegues en exceso si cometes un error.
Riega con cabeza
Regar demasiado la marihuana puede ser el problema más fácil de prevenir, pero eso no significa que se pueda ignorar. Controlando el suelo con atención evitarás que tus plantas se ahoguen.
- Disclaimer:Las leyes y regulaciones relativas al cultivo de cannabis difieren de un país a otro. Por lo tanto, Sensi Seeds recomienda encarecidamente que se revisen las leyes y regulaciones locales. No se debe actuar en contra de la ley.