¿Cómo conseguir que tu cuarto de cultivo sea más ecológico? Algo que suele preocupar a muchos aficionados al cannabis – tal vez porque solemos ser más conscientes de la importancia de las plantas y de la belleza del planeta en que vivimos – es el impacto medioambiental de los cultivos de interior. En este artículo, Sensi Seeds presenta tres consejos para crear un cuarto de cultivo más ecológico.
¿Alguna vez ha pensado en la huella de carbono del cannabis que consumes? Al parecer, «un solo cigarrillo de cannabis [cultivado bajo lámparas]… equivale al consumo de una bombilla de 100 vatios durante 25 horas de electricidad media en Estados Unidos.»
Reducir el impacto medioambiental de tu cultivo puede parecer una tarea de enormes proporciones, cuando francamente hay muchos otros factores de los que preocuparse, pero aplicar algunos cambios puede suponer una gran diferencia.
1. Iluminación – cambia a LED para reducir las emisiones de calor y el consumo de electricidad
El debate sobre si las luces HPS (alta presión de sodio) pueden ser superadas por las luces LED (diodo emisor de luz) se lleva manteniendo desde que estas últimas se introdujeron en el mercado como un sistema de iluminación ambiente viable. Sigue habiendo un gran apoyo a ambos tipos de iluminación entre los cultivadores de cannabis. En muchas plataformas online, se debate apasionadamente sobre cuál es el mejor en lo que respecta a la producción y a la calidad.
Es cierto que los LED no tuvieron precisamente un éxito rotundo en el mundo cannábico cuando aparecieron por primera vez, debido a la falta de estandarización y a que los precios estaban fuera del alcance de la mayoría de los cultivadores caseros. Pero ya no es así.
El informe imparcial más reciente (The carbon footprint of indoor Cannabis production de Evan Mills, 2011, que también ha proporcionado las estadísticas anteriores) llega a la conclusión de que los resultados de las luces HPS puede ser igualados por los mejores sistemas LED de gama alta. Aún así hay que hacer una inversión económica mucho mayor que con cualquier sistema HPS o LED más barato. Sin embargo, en lo que respecta al consumo de energía, no hay duda de que son más eficientes. Esto hace que le resulten más económicos al cultivador a largo plazo, y sean mejores para el planeta en cuanto los enciendes.
Menor consumo eléctrico y menor producción de calor
El otro gran beneficio medioambiental de los LED es que producen una cantidad mucho menor de calor. Este factor hace que contribuyan menos al cambio climático, tanto de forma directa como indirecta, ya que no hace falta tener extractores para controlar la temperatura del cuarto de cultivo – otro ahorro en el consumo de electricidad (y una ventaja añadida para evitar los sensores de detección de calor).
Además, duran mucho más que las bombillas HPS, y no requieren balastros ni reflectores, así que suelen usarse menos materiales y se generan menos residuos.
Los dos sistemas de iluminación, tanto los LED como los HPS (también los CFL), pueden y deben reciclarse. La mayoría de las tiendas que venden estas bombillas también aceptan las viejas para reciclarlas si las devuelves al comprar unas nuevas.
También hay una empresa llamada Recolight que proporciona puntos de recogida de bombillas, con una página muy útil en su sitio web para localizar el punto más cercano: http://www.recolight.co.uk/. Claro que puede resultarte más útil localizar un punto más alejado ¡por si quieres pecar de exceso de precaución!
2. Sustratos – Opta por el coco, evita la turba y las bolas de arcilla
La lana mineral, también conocida como lana de roca por uno de sus fabricantes, ha sido uno de los preferidos por los cultivadores de interior durante años. Presenta ventajas prácticas innegables. Es más ligero que la tierra, fácil de conseguir y trabajar, además viene en esos cubitos preformados a mano.
Algunos afirman que es un material natural, ya que se inspira en los Cabellos de Pelé. Esta sustancia que suena a mítica se forma cuando los volcanes entran en erupción (Pelé es la diosa hawaiana del fuego que vive en un volcán) y las pequeñas gotas de vidrio fundido basáltico se alargan y toman la forma de largos y finos filamentos que parecen cabellos.
Para recrearlo, se calienta una mezcla de tiza y roca a unos 1.600 grados centígrados y luego se aplica aire o vapor a través. Este es un proceso que consume mucha energía y utiliza componentes no renovables. Los dos factores que hay que evitar si te preocupa el cambio climático y el bienestar del medio ambiente.
Los sustratos reutilizables tienen que ser prácticos, o nadie los volverá a utilizar
Teóricamente, la lana de roca se puede reutilizar. En la práctica, quien escribe este artículo nunca ha conocido a un cultivador de cannabis que lo haya hecho. Las raíces del cannabis, ya sea de plántulas, clones o plantas madre, son profundas, fuertes y finas. Las mismas cualidades que hacen que el cáñamo sea perfecto para airear y mejorar el suelo son las que hacen que el cannabis se una casi indisolublemente a la lana de roca. Suelen salir algas y moho en la parte superior, y en caso que se vaya a volver a utilizar, hay que quitarlos del todo.
Retirar toda la materia de la raíz y limpiar minuciosamente un sustrato que es frágil, espinoso e irritante para la piel es, comprensiblemente, un trabajo demasiado intensivo para todos, excepto para los cultivadores más dedicados. La lana de roca usada suele terminar en los vertederos, basureros e incluso en las cunetas de las carreteras, donde – como básicamente es algodón de azúcar hecho de roca – no va a biodegradarse.
Entonces, ¿cuáles son las alternativas? La tierra simple y llana es, obviamente, el sustrato ecológico más sencillo. Deshacerte de ella es también mucho más discreto, ya que puedes reinvertirla en tu jardín si lo tienes, o esparcirla en cualquier zona verde pública cerca si no dispones de uno. Es fácil reutilizarla para posteriores cultivos.
Hay que lavarla a fondo (pero por supuesto ¡eso hay que hacerlo de todos modos!) y las matas de raíces deben disolverse y mezclarse uniformemente para evitar «puntos calientes» de descomposición. Puede que tengas que añadir algunos nutrientes extra, pero como las raíces liberarán nutrición valiosa de nuevo en el suelo a medida que se descomponen, estás aprovechando al máximo tu cosecha anterior en lugar de tener separarla.
Planchas de fibra de coco y de cáñamo
La fibra de coco es un sustituto excelente para aquellos que quieren disfrutar de las ventajas de la lana de roca en una forma natural. Se produce a partir de cocos maduros (¡por lo que el resto del coco también se usa!) mediante la separación de las fibras largas y resistentes de la dura cáscara interna.
La fibra de coco destinada a la jardinería suele tratarse previamente al ser sumergida en una solución reguladora de calcio, ya que tiene un alto contenido en sodio y potasio, así que todo lo que tienes que hacer para prepararla es ponerla en remojo, enjuagarla bien y ahuecarla.
La fibra de coco no sólo supera a la lana de roca en cuanto a sus emisiones de carbono, sino en que es mucho más fácil de reutilizar. Como de costumbre, hay que lavarla a fondo durante las últimas semanas antes de la cosecha. La bola de la raíz principal se separa de la fibra de coco con bastante facilidad (algunos cultivadores prefieren dejar que se seque un poco primero) y se pueden dejar las raíces muy finas. Hay un montón de informes que describen como el coco se ha reutilizado hasta para seis cultivos.
No sólo eso, sino que además los cultivos posteriores a menudo obtienen mejores resultados que los primeros, a medida que la fibra de coco se va ‘curtiendo’. A nivel medioambiental, el único inconveniente real de la fibra de coco es la distancia que tiene que recorrer desde las palmas de coco hasta tu centro de jardinería local.
¡Si hubiera un equivalente de coco que pudiera producirse de forma más local! Bueno, pues lo hay, y debería resultaros evidente a todos vosotros. La fibra de cáñamo tiene las mismas propiedades a nivel resistencia, ligereza y retención de agua, crece mucho más rápido que los cocos, y es un recurso sostenible excepcional. Hasta ahora, las planchas de fibra de cáñamo perforadas producen excelentes resultados para los micro vegetales como el berro.
Una gran cantidad de los suministros de berros de Europa se cultivan en planchas de cáñamo de HempFlax, la empresa hermana de Sensi Seeds. Los sistemas de raíces mucho más grandes del cannabis requieren planchas más grandes, más profundas, y hasta ahora no se ha puesto de moda como sustrato para el cultivo, pero promete mucho. A medida que el uso y la producción de cáñamo aumenta, ¡que no te extrañe ver más de una planta ayudando a otra a crecer!
Pellets de arcilla – no tan inocentes como parecen
El otro sustrato que suelen utilizar los cultivadores de cannabis que tienes que eliminar de tu cuarto de cultivo ‘más ecológico’ es el Agregado Ligero de Arcilla Expandida, más comúnmente conocido como arlita, bolas o pellets de arcilla, etc. Aunque a primera vista puede parecer un producto natural, y puede ser reutilizado potencialmente muchas veces, su fabricación no es para nada ecológica.
Se producen utilizando un recurso no renovable, es decir, la arcilla. Esta se extrae de minas a campo abierto, destruyendo árboles, tierras silvestres y los hábitats naturales de muchas especies. A continuación, se calienta a temperaturas de unos 1.100 a 1.200 grados centígrados en hornos giratorios gigantes. Al igual que ocurre con la fabricación de la lana de roca, es un proceso que consume mucha energía y produce toneladas de calor.
Déjala en el suelo, por el bien de la turba
Por último, deja de usar pellets de turba. A pesar de que son muy útiles para plantar semillas recién germinadas, y son un producto natural y biodegradable, no son un recurso sostenible. Hacen falta, literalmente, miles de años para que la materia orgánica se descomponga en turba, y el conjunto exacto de circunstancias necesarias para que esto ocurra son bastante raras.
Además, las turberas son el ecosistema más eficaz del planeta como sumidero de carbono, y tardan siglos en recuperarse de las perturbaciones. Realmente no deberíamos desenterrarla sólo para hacer pequeños discos que hacen algo que – seamos sinceros – la mitad de un tubo de rollo de papel higiénico lleno de tierra para macetas va a hacer igual de bien.
3. Cultiva variedades autoflorecientes
Para muchos de vosotros, podría ser el cambio más fácil de hacer, ya que no requiere cambios radicales en tu entorno, ni una gran inversión. Al cambiar a autoflorecientes como Sensi Seeds Skunk #1 Automatic o White Label Northern Lights Automatic, vas a utilizar menos recursos de forma automática (¡valga la redundancia!).
El tiempo total más corto de cultivo significa menos riego, menos electricidad y menos esfuerzo. El ciclo vegetativo más corto se traduce en que se puede cambiar a un ciclo de luz de 12/12 en un par de semanas, en lugar de en meses. El tamaño más pequeño de las plantas supone menos sustratos, y en lo que respecta a su tamaño, muchas variedades autoflorecientes modernas puede producir rendimientos muy satisfactorios que valen la pena.
Hoy en día existe una amplia selección de las variedades autoflorecientes para elegir, que cubren prácticamente todos los gustos y presupuestos.
Un viaje de mil kilómetros empieza con un simple paso
Así que no te sientas abrumado por la necesidad de un nuevo equipo o tener que aprender nuevas técnicas. Las mejores soluciones ecológicamente aceptables para los cultivadores suelen exigir sencillamente la sustitución de un medio por otro. En las sugerencias propuestas anteriormente, la sustitución – LED por HPS, coco por lana de roca, growstones por pellets de arcilla – funcionará de la misma manera.
Es importante comenzar con pequeños pasos porque, como individuos, suelen ser los únicos que podemos dar. Pero cada paso produce un cambio.
- Disclaimer:Las leyes y regulaciones relativas al cultivo de cannabis difieren de un país a otro. Por lo tanto, Sensi Seeds recomienda encarecidamente que se revisen las leyes y regulaciones locales. No se debe actuar en contra de la ley.