Es muy probable que la variedad que tienes guardada en tu armario sea un pariente lejano de la Skunk #1. Nos sentamos con Sam the Skunkman para charlar con él de los viejos tiempos y conocer los innovadores avances del primer híbrido que obtuvo un gran éxito comercial. Disfrutamos escuchando sus experiencias en su casa de Holanda mientras se fumaba un porro.
Sam the Skunkman llegó al aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam, en la primavera de 1985. Su trayectoria dentro de la hibridación del cannabis comenzó en Santa Cruz cuando se inició en su crianza a gran escala. Él desarrolló el híbrido más influyente del mundo y allanó el camino para la cría extensiva de cannabis en los Países Bajos.
En Estados Unidos, Sam the Skunkman desempeñó un papel fundamental en el innovador desarrollo de los primeros híbridos F1, fue amigo de los ilustres Haze Brothers y fundó la prestigiosa empresa Sacred Seeds dedicada a la producción de semillas de marihuana y al desarrollo de la Skunk #1. Sacred Seeds diseñó minuciosamente esta variedad cruzando una robusta índica afgana conocida por su potencia y resistencia con la legendaria Colombian Gold, famosa por sus efectos estimulantes y sus propiedades energéticas.
Este complejo proceso de cultivo se perfeccionó al cruzar el híbrido resultante con la célebre Acapulco Gold, una variedad de hierba muy apreciada por su excepcional estabilidad y extraordinaria producción de flores. De este modo, se mejoró la estabilidad de la variedad, se redujo el periodo de floración y se aumentó significativamente su potencial de rendimiento, garantizando así una experiencia cannábica gratificante para los aficionados de todo el mundo.
Desde entonces, la Skunk #1 ha conseguido ser reconocida como uno de los híbridos más influyentes a nivel mundial, y está presente en muchos híbridos de marihuana a lo largo y ancho del planeta. Esta variedad es famosa por su característico y penetrante aroma skunk, muy popular entre los aficionados al cannabis.
Sam the Skunkman llega a los Países Bajos
En los Países Bajos, a principios de los 80, muchos particulares se dedicaban al cultivo de marihuana. Sin embargo, sus esfuerzos no producían resultados de alta calidad. Su producto padecía un desarrollo genético deficiente, y la mayoría se enfrentaba a dificultades importantes a la hora de cultivar al aire libre debido a las condiciones climáticas adversas.
Durante ese periodo se importaba una cantidad considerable de hachís y cannabis de baja calidad, lo que planteaba problemas con respecto a su potencia. En el pasado, cuando los particulares cultivaban marihuana, solían llamarla «mean green» (mala hierba) y al principio les costaba venderla a los coffeeshops locales porque su calidad era inferior.
En 1984, Sam the Skunkman visitó a varios cultivadores en Holanda y aprovechó la ocasión para explicarles que el cultivo de cannabis al aire libre en este país era inútil, sugiriéndoles que optaran por el uso de invernaderos. «¡Olvidadlo! Estáis perdiendo el tiempo, necesitáis invernaderos», exclamaba Sam the Skunkman. Siguiendo su consejo, estos cultivadores holandeses se pasaron al cultivo en invernadero y todo cambió.
En aquella época solo existían tres proveedores de semillas destacados: Lowlands Weed Company, The Seed Bank of Holland de Neville Schoenmakers y Super Sativa Seed Club. Sam the Skunkman comentó que el banco de semillas Lowlands nunca contó con las genéticas de mayor calidad, aunque sí poseía el espíritu adecuado. En cambio, Neville y el Super Sativa Seed Club disponían de semillas de excelente calidad porque las adquirían de Sam y otros aficionados a la marihuana.
Sam, hablabas de la Skunk #1
La Skunk #1 es un híbrido a tres bandas que inicialmente era el producto de un cruce entre una variedad afgana y una colombiana. Era una planta de maduración tardía, así que Sam the Skunkman la cruzó con una Acapulco Gold, lo que acortó su etapa de floración. Aunque no era precisamente una variedad de marihuana de floración rápida, se cultivaba bien en invernaderos, en interiores iluminados con lámparas, o en exteriores en el sur de California.
Sam indicó que una skunk de alta calidad, con muy buenas genéticas, puede contener alrededor de un 17% de THC, acompañado de un perfil de terpenos con mucho cuerpo que crea un efecto similar a un 25% de THC. La interacción sinérgica entre terpenos y cannabinoides, que ahora se conoce comúnmente como efecto séquito o entourage, genera una experiencia sorprendente y cautivadora.
El Skunk #1 original fue una de 30 híbridos
Según Sam, la Skunk #1 original fue una de las 30 variedades híbridas que probó durante su estancia en Sacred Seeds. Nos explicó que cultivó y cuidó las 30 plantas en su invernadero, empleando plantas macho de la misma variedad para cada una de las hembras. El resultado fue una población F2 en la que el 25% de las plantas eran similares a las madres, el 25% eran similares a los padres y el 50% restante se situaba en un punto intermedio.
Esto no era lo que Sam quería. Comentó que » los híbridos suelen estar casi siempre segregados «, y que la Skunk #1 presentaba una segregación mínima, lo que la convertía en una elección ideal para Sacred Seeds. La intención era ofrecer semillas destinadas exclusivamente a la crianza propiamente dicha y a mantener vivo el linaje Skunk #1. Así, los cultivadores tendrían la oportunidad de cultivar genéticas de marihuana de gran calidad y producir semillas.
En esa época, Sam apreciaba la labor de los cultivadores de marihuana porque no existían las empresas dedicadas a las semillas, aunque diez años después comenzaron a surgir, comprando genéticas clásicas y produciendo sus propias copias: es la naturaleza del negocio.
A principios de los 90, estas empresas comenzaron a participar en concursos de marihuana aportando semillas de gran calidad y, en poco tiempo, el mundo entero se vio inundado de genéticas de primera categoría. Sam bromeó: «Ya has oído el chiste: los estadounidenses pueden hacerlo más grande, los alemanes pueden hacerlo mejor y las empresas de semillas holandesas pueden hacerlo más barato».
La Skunk #1 alcanzó una enorme popularidad cuando se alzó con la victoria en la High Times Cup de 1988, derrotando a Super Sativa Seed Club, a Sensi Seed Club y al Seed Bank of Holland. Sam recuerda que ganó el primer puesto con la Skunk #1 y la consideraba la mejor hierba porque también había probado las dos primeras participantes.
El impacto de la Skunk #1 resulta evidente en todo el sector del cannabis. Ha servido de base para la creación de muchas variedades híbridas, y su influencia genética todavía sigue vigente en multitud de variedades populares actuales. En el Reino Unido, el término «skunk» se utiliza hoy en día para hacer referencia a una variedad de marihuana potente. Sin embargo, es preciso señalar que no todas las variedades ricas en THC del Reino Unido están genéticamente relacionadas con la variedad Skunk #1 original.
El proceso de hibridación
Además de la Skunk, Sam the Skunkman recibió otras variedades, como la Haze y la California Orange, y comentó lo siguiente: «La Haze me la dieron los Haze Brothers, y también me autorizaron a reproducir y vender las semillas. Luego estaba la Afghani #1, que me dio Mel Frank, socio de Ed Rosenthal, quien también me permitió reproducirla y venderla».
También existían variedades como la Durban Poison, de Sudáfrica. Ed Rosenthal recogió primero las semillas en el Transkei Coffeeshop de Ámsterdam, las llevó a Estados Unidos y se las dio a su socio. Sam the Skunkman explicó que las cultivaba en California, pero creía que las que le había dado Mel Frank no eran las mejores.
«Era de un linaje de segunda, intersexuado, por lo que tuve que cultivarla en California durante cuatro o cinco años a fin de seleccionar aquellas plantas que no estuvieran intersexuadas». Prefería la Durban Poison porque fue la primera que cultivó y floreció en un clima desfavorable. ¡Cultivó más de 20.000 plantas al aire libre en Holanda!
Gracias al proceso de hibridación, ya sea mediante clones o semillas, cualquiera puede cultivar marihuana de alta calidad. Sam the Skunkman cree que la guerra contra las drogas fue inútil, ya que se perdió de hecho cuando las semillas y los esquejes de primera calidad se distribuyeron por todo el mundo. El uso de lámparas artificiales en los cultivos desempeñó un papel importante en su derrota, a pesar de que tuvieron que pasar varias décadas para que se reconociera esta realidad.
El legado de la Skunk #1 y Sam the Skunkman
Gracias a la innovación, la dedicación y la pasión, la labor de Sam the Skunkman con la Skunk #1 allanó el camino de los avances en la crianza del cannabis. El éxito y la estabilidad genética de la variedad fueron cruciales para dar forma al mundo cannábico moderno. Demostró el potencial para crear variedades híbridas con características mejoradas e inspiró a muchos criadores a desarrollar sus genéticas e introducir nuevas variedades con rasgos únicos.
Sam the Skunkman ayudó a sentar las bases que permitirían el desarrollo e innovación en la botánica del cannabis, esforzándose por superar constantemente los límites de la potencia, el sabor y el contenido de cannabinoides.
¡Gracias, Sam the Skunkman!