Documentamos nuestra experiencia con la B-Funk Feminizada, un híbrido 65% sativa que combina perfectamente el crecimiento explosivo y estirado de las sativas con la genética índica justa para crecer en espacios interiores. De cultivo sencillo y placentero, la B-Funk Feminizada permite a los cultivadores de interior probar algo distinto a las típicas índicas.
Duración total del cultivo: 90 días
Etapa de floración: 62 días
Altura final: 113 cm
Rendimiento final: 137 gramos
Contenido en THC: 23,2%
Como esta variedad la diseñamos junto con el equipo de Death Row Records, nos pareció esencial que nuestra B-Funk Feminizada disfrutara de las mejores condiciones posibles. Para lograrlo, la cultivamos bajo una lámpara HPS Philips GreenPower de 1000 W colgada a tres metros del suelo, con una programación lumínica de 18/6 durante la etapa vegetativa. Durante el «día», mantuvimos una temperatura estable de 23°C, dejándola descender a 21°C por la «noche». La humedad relativa del recinto fue del 65% y nuestra planta creció en una maceta de plástico de 8 litros rellena de BAC Lava Mix.
Germinación y plántula
Como en todos los cultivos, el primer paso consistió en germinar la semilla. Para ello, decidimos recurrir al método de la toallita de papel, que es el más rápido, fiable y sencillo, pues solo necesitas un plato, toallitas de papel y una bolsa de plástico.
Basta con doblar unas toallitas de papel, echarles 20-30 ml de agua para que queden húmedas (pero no empapadas), y colocarlas en un plato. A continuación, esparce las semillas sobre las servilletas y cúbrelas con otra toallita húmeda. Por último, coloca el plato y las semillas en una bolsa de plástico abierta, y ponla en un lugar cálido pero alejado de la luz solar directa. Al cabo de 24-36 horas, verás que las semillas se abren y dejan ver una pequeña raíz pivotante blanca, señal de que ha llegado el momento de sembrarlas. A continuación, introdujimos la semilla (con la raíz hacia abajo) en un cubo de lana de roca previamente humedecido, el cual colocamos en una bandeja bajo una lámpara LED de 600 W. Hay que tener en cuenta que un exceso de luz, calor o agua en esta fase temprana puede provocar daños permanentes e incluso impedir la germinación de la semilla. La dejamos hacer sus cosas durante tres días. Después, la alimentamos por primera vez con 100 ml de agua de pH equilibrado (pH 6,2; CE 0,8) mezclada con una pequeña dosis de hormona de enraizamiento.

Al final de la primera semana, nuestra planta medía 9 cm de altura, con algunos cotiledones pequeños pero sanos. Tras la primera alimentación, mantuvimos los riegos diarios de 100 ml (pH 6,0; CE 1,4) mezclados con nutrientes líquidos Bio Grow. Al final de la semana, observamos cómo las raíces sobresalían por la base del cubo de lana de roca, por lo que había llegado el momento de trasplantarla a su nueva maceta de plástico de 8 litros, la cual colocamos bajo la lámpara de 1000 W.
Etapa vegetativa

En la segunda semana, nuestra planta casi duplicó su altura, alcanzando los 16 cm, y desarrolló su primer conjunto de hojas verdaderas, algo pequeñas, pero de un color verde intenso. Como esperábamos un crecimiento acelerado en la semana posterior, aumentamos la cantidad de agua diaria a 200 ml.

En la tercera semana continuó el crecimiento constante de la planta, llegando a los 23 cm de altura. En esa semana también apreciamos los primeros signos de crecimiento de las ramas laterales, las cuales brotaban del tallo principal, además de varios conjuntos de hojas nuevas. En ese momento, el espaciado internodal era relativamente normal, incluso un poco estrecho, y la planta era bastante larguirucha y con poca vegetación. A falta de una semana para la floración, volvimos a duplicar el volumen de agua, fijándolo así en 400 ml al día.
Como medida de precaución antes de pasar la planta a la etapa de floración, decidimos colgar unas bolsitas de Neoseiulus californicus y Amblyseius swirskii de las ramas inferiores de la planta. Estos bichos beneficiosos establecen una relación simbiótica con la marihuana, por lo que no dañan a la planta en absoluto. Más bien al contrario, pues cazan plagas como trips y arañas rojas antes de que puedan destruir el jardín. Se sustituyen cada cuatro semanas para garantizar una población estable.
Etapa de floración

Al entrar en la cuarta semana llegó el momento de pasar la planta a la etapa de floración. Para lograrlo, ajustamos la iluminación a un horario de 12/12, redujimos la humedad relativa al 60% y modificamos la alimentación. Así, en ese momento, comenzamos a suministrarle 800 ml diarios de agua (pH 6,0; CE 1,8) mezclada con nutrientes líquidos Bio Flower. Al final de la semana, nuestro ejemplar ya medía 32 cm de altura, con un tallo principal grueso, una vegetación densa y ramas laterales completamente formadas.


En la quinta semana, nuestra B-Funk Feminizada aceleró su crecimiento, alcanzando los 40 cm, y empezó a estirarse considerablemente. Durante la etapa vegetativa tenía un aspecto mucho más parecido al de una índica, pero en cuanto entramos en floración, la genética sativa hizo acto de presencia. Aunque seguía siendo bastante tupida, el espaciado internodal se iba extendiendo, y las ramas laterales crecían comparativamente más despacio. Como la planta iba a florecer en cualquier momento, aumentamos el riego diario a 1000 ml.


La planta entró en la sexta semana a plena potencia y subió 14 cm, alcanzando así una estatura de 54 cm. La distancia internodal seguía aumentando, y las ramas laterales también crecían rápidamente, por lo que su silueta era bastante cilíndrica. Como esperábamos que la floración empezara de un momento a otro, aumentamos el riego a 1500 ml al día, cifra que no cambiaría durante el resto del cultivo.


Al parecer, nos precipitamos un poco, ya que en la séptima semana nuestra planta decayó considerablemente debido a un exceso de riego. Estas imágenes dan la impresión de que su estado era preocupante, pero realmente no estaba tan mal. A pesar del exceso de riego, nuestro ejemplar creció 18 cm más y llegó a los 72 cm de altura a finales de la semana. El espaciado internodal seguía estirándose, y las ramas laterales se desarrollaban muy bien. Seguíamos sin ver signos de floración, pero eso no es raro en las sativas.


En la octava semana, nuestra B-Funk Feminizada registró el mayor crecimiento semanal de todo el proceso, ganando 23 cm y alcanzando unos impresionantes 95 cm de estatura. En ese momento, el espaciado internodal era «extremo», y el tallo principal era más del doble de alto que la copa inferior. Las ramas laterales eran largas y delgadas, aunque sorprendentemente robustas y, al final de la semana, aparecieron pequeños racimos de pistilos blancos en cada punto de floración.


El crecimiento se frenó en seco en la novena semana, ya que la planta apenas creció 5 cm, situándose así en los 101 cm de altura. En absoluto era algo malo, ya que indicaba que toda la energía se destinaba al desarrollo de las flores. A lo largo de la semana, los cogollos empezaron a agrandarse en cada uno de los puntos de floración.


La décima semana transcurrió exactamente igual, pues la planta creció otros 5 cm, alcanzando los 106 cm de estatura. Las ramas laterales habían dejado de desarrollarse y ahora estaban cubiertas de brotes que crecían rápidamente. A pesar de su longitud, las ramas soportaban muy bien el peso.





En la undécima y duodécima semana, nuestro ejemplar alcanzó su altura máxima: 113 cm. Alta, pero no demasiado, adecuada para muchos espacios de cultivo de interior. Los cogollos aumentaban de tamaño y densidad cada día, y aunque la cola principal no era demasiado grande, las flores del tallo principal eran realmente impresionantes por sí solas. A lo largo de las semanas, los pistilos blancos adquirieron rápidamente un color naranja pálido y ardiente, indicando así que la cosecha estaba a punto de llegar.



Por fin, en la decimotercera semana, cosechamos nuestra planta de marihuana B-Funk Feminizada.
Cosecha
Cosechamos nuestra B-Funk Feminizada en cuanto estuvo a punto. Primero, la cortamos por la base, quitamos todas las hojas de abanico y la dejamos colgando boca abajo en el cuarto de secado, donde manteníamos una temperatura estable de 15,5°C y una humedad relativa del 50%. La dejamos así hasta que las ramas más pequeñas estuvieron lo bastante secas como para quebrarse al doblarlas, algo que suele durar entre 10 y 20 días.
Una vez seca, la descolgamos, retiramos los cogollos y recortamos las hojas restantes. Los cogollos no tenían muchas hojas, pero eran bastantes, y el proceso de manicurado de estas plantas puede requerir un tiempo considerable. Cuando terminamos, pusimos todas las flores manicuradas en tarros de cristal para su curado.
El primer día dejamos los recipientes abiertos para que se evaporara la mayor parte de la humedad restante. Al cabo de 24 horas, los cerramos herméticamente y los colocamos en un lugar fresco y oscuro. A lo largo de las semanas posteriores, fuimos «eructando» los tarros durante una hora. Al principio, lo hacíamos varias veces al día, pero fuimos reduciendo la frecuencia hasta que solo lo hacíamos una vez al día. Seguimos haciéndolo hasta que los cogollos estuvieron listos. De media, el curado suele durar de 4 a 6 semanas y es esencial para producir flores de la máxima calidad.
Al final, nuestra B-Funk Feminizada generó 137 gramos de cogollos secos con un contenido en THC del 23,2%.
Perfil de terpenos
Cuando nuestra B-Funk Feminizada alcanzó la madurez, desprendía un aroma bastante suave y dulce, con notas afrutadas a bayas maduras mezcladas con cítricos tropicales más intensos. A medida que la planta de marihuana se acercaba a la cosecha, a estos olores se unieron matices más terrosos que complementaban las notas afrutadas más fuertes, creando así una combinación de gran riqueza. Aunque el perfume era ciertamente perceptible, nunca llegó a ser abrumador, y los cultivadores no deberían tener problemas para ocultarlo si lo desean.
Cuando los cogollos estuvieron completamente secos y curados, el olor se hizo más penetrante, con notas a bayas frescas, mango tropical y piña. Como trasfondo, percibimos una fragancia dulce, parecida a un caramelo, con un ligero toque ácido a queso. El sabor era precisamente lo que nos esperábamos a partir de estos aromas: una deliciosa mezcla de bayas dulces y frutas tropicales en el momento de la inhalación, con más sabor a bayas y un toque a queso cremoso en la exhalación.
En general, la B-Funk Feminizada resultó ser bastante equilibrada, con un subidón cerebral potente y eufórico que nos golpeó con fuerza y rapidez, mejorando el estado de ánimo y desencadenando un intenso estallido de creatividad, con episodios casi psicodélicos puntuales, aumentando la atención y la concentración. Este subidón mental inicial se transformó gradualmente en un colocón corporal profundamente relajante, calmando la energía frenética y disipando la tensión sin atarnos al sofá. En definitiva, esta variedad es ideal para actividades creativas, para socializar o para un día de exploración al aire libre.
El resultado
El cultivo de la B-Funk Feminizada ha sido una auténtica delicia. A diferencia de muchos otros híbridos sativa dominantes, la B-Funk hace gala de esas genéticas y se convierte en una planta larguirucha y estirada, pero con una altura lo bastante moderada como para que puedan aprovecharla muchos cultivadores de interior. Si buscas una sativa energizante y estimulante, pero te preocupa la altura, merece la pena que le eches un vistazo a la B-Funk Feminizada.