Cómo cultivar marihuana – Guía completa sobre el cultivo de cannabis

Al principio, el cultivo de marihuana puede intimidar un poco, pero es prácticamente lo mismo que cultivar cualquier otra planta. Sin embargo, las prisas pueden salir muy caras. Prepara adecuadamente el espacio de cultivo, así minimizarás los riesgos y maximizarás el potencial. ¡Esta extensa guía de cultivo de Sensi Seeds te facilitará la tarea!

¿Qué ventajas ofrece el cultivo de marihuana en interior?

No hay una razón mejor que otra a la hora de cultivar tu propio cannabis, ya sea por ahorrar dinero, por probar algo nuevo o simplemente por embarcarse en la búsqueda de la mejor marihuana del mundo.

1. Calidad

A todos nos produce cierto recelo consumir productos preenvasados. Aunque la inmensa mayoría de los vendedores legales de marihuana son empresas respetables y honradas, no todo el mundo tiene acceso a estas tiendas. En cambio, si cultivas tu propio cannabis en casa, estarás 100% seguro del producto que obtienes. Además, al cultivar en interior, tendrás un control total sobre todos los factores que influyen en la planta, lo que te permitirá maximizar su potencial.

2. Versatilidad

Cultivar tu propio cannabis (sobre todo en interior) te libera de la dependencia de las estaciones, permitiéndote cultivar cuando más te convenga. Por ejemplo, cultivar en exterior puede impedir esas vacaciones de verano que tenías planeadas, pero un cultivo interior puedes programarlo para los meses de otoño/invierno. Además, puedes escoger la variedad que mejor se adapte a tus deseos y necesidades.

3. Discreción

Por triste que sea, vivimos en un mundo en el que la delincuencia es un hecho. Un montón de plantas de marihuana grandes y sanas en un patio trasero es un objetivo increíblemente tentador para gente malintencionada. Si cultivas en interior, puedes controlar quién tiene acceso a tu cultivo (e incluso quién lo conoce). Si tienes un buen coche, lo guardas en un garaje, así que cuida tus plantas con el mismo cariño.

4. Velocidad

Los cultivos al aire libre están sometidos al sol y a las estaciones, y (excepto algunas autoflorecientes de floración rápida) no puedes recoger más de una cosecha al año. Es cierto que estas cosechas son mucho mayores que las de un cultivo de interior, pero también son mucho menos frecuentes. Es el equivalente a no poner todos los huevos en la misma cesta.

5. Control

Por mucho que lo intentes, no puedes controlar el clima. Semanas de fuertes lluvias, una helada tardía, una nevada temprana o incluso los animales salvajes pueden destruir por completo hasta el jardín más sano. Cultivar en interior te da un control total sobre la luz, el calor, la humedad, el agua, la alimentación y las plagas.

Un aspecto del cultivo de marihuana que puede sorprender a los cultivadores principiantes es que (en la mayoría de los casos) sólo nos interesan las plantas de cannabis hembra, por razones que explicaré más adelante. Cultivar en interior es la única forma de garantizar que no te entra polen en el jardín. Incluso si cultivas en exterior y eliminas sistemáticamente todos los machos presentes en tu zona de cultivo, nunca tendrás la certeza de que el vecino de enfrente no esté dejando crecer a los suyos.

¿Cuánto tiempo tarda en completarse un cultivo de cannabis?

Aunque depende de cada variedad, aproximadamente transcurren tres meses desde la siembra hasta la cosecha, aunque algunas técnicas de cultivo (como el mainlining) pueden llegar a duplicar ese tiempo. En general, la mayoría de los cultivadores siguen un calendario similar a este:

  • Germinación y plántula: 3-10 días
  • Etapa vegetativa: 3-12 semanas
  • Etapa de floración: 8-12 semanas

De estos plazos, el único que puedes controlar es el periodo vegetativo. Los cultivadores que utilizan SOG (mar de verde) pueden dejar sus plantas en la etapa vegetativa sólo unos días, mientras que los que emplean métodos más avanzados, como el scrogging o el mainlining, pueden tardar meses en desarrollarlas.

¿Qué necesitas para cultivar cannabis en interior?

Como en cualquier proyecto, para tener éxito es esencial disponer de las herramientas adecuadas. Si antes de empezar te tomas el tiempo necesario para conseguir todo lo que necesitas, mejorarás considerablemente tus posibilidades de obtener una primera cosecha fructífera.

1. Semillas

Como es lógico, para cultivar marihuana necesitas unas semillas adecuadas. Afortunadamente, independientemente del tipo de espacio de cultivo que tengas, tienes a tu disposición una gran cantidad de variedades donde elegir, por lo que siempre encontrarás justo la que necesitas. Si tienes un techo alto pero poco espacio en el suelo (como un armario de escobas), una sativa como la Jack Herer puede ser tu mejor opción. En cambio, si cultivas en una zona amplia con poca altura (como un entresuelo o una buhardilla), una variedad con predominio índica, como la Banana Kush Cake, podría ser la ideal en tu caso.

2. Bandeja/esponjas de enraizamiento

Una vez germinadas las semillas (encontrarás más información al respecto más adelante), tendrás que colocarlas en una bandeja de esponja/enraizamiento antes de plantarlas. Si esperas unos días a que las semillas desarrollen plenamente sus primeras raíces, ayudarás a que sobrevivan a la siembra. Por suerte, las esponjas son baratas y las bandejas reutilizables. Intenta conseguir una con tapa de plástico transparente, ya que las plántulas necesitan mucha humedad en esta fase.

3. Luz

Sin duda, es el elemento más importante del espacio de cultivo. Hasta cierto punto, cuanta más luz proporciones a tus plantas, mejor será su desarrollo. No obstante, el exceso también puede ser un problema, lo vemos más adelante con detalle.

4. Ventiladores

Para evitar que la humedad sea excesiva en el cuarto de cultivo, es necesario contar con una buena ventilación exterior. Normalmente, con un pequeño extractor integrado es más que suficiente, aunque puede que tengas que aumentar el tamaño si utilizas lámparas HPS que emiten calor. Procura que el extractor tenga la capacidad suficiente como para evacuar todo el volumen del espacio de cultivo en un intervalo de 1 a 3 minutos.

Así pues, si tienes por ejemplo un espacio de cultivo con un volumen de 10 m3, necesitarás un extractor con un caudal de aire de unos 350 CFM (pies cúbicos por minuto; la mayoría de los extractores se miden en unidades imperiales). Conviene mencionar que un extractor por sí solo no servirá de mucho, así que también necesitarás una canalización básica. Es un material económico, pero asegúrate de que tenga el mismo diámetro que el ventilador.

Además de la ventilación externa, también se necesitan ventiladores oscilantes en el interior para que el aire circule entre las hojas y dificulte la aparición de moho. Además, una brisa suave y constante ayudará a que las plantas desarrollen ramas más fuertes.

5. Temporizadores

Como no es necesario que la iluminación sea permanente, tal vez quieras dejar descansar algunos ventiladores cuando las lámparas se apaguen y baje la temperatura del espacio de cultivo. Un sencillo temporizador te ahorrará muchos problemas.

6. Termómetro/higrómetro

Un sencillo dispositivo que integre un termómetro y un higrómetro (sensor de humedad) te ayudará a controlar las condiciones ambientales del espacio de cultivo, ayudándote así a mantener unos valores óptimos. La temperatura ideal debería oscilar entre los 23°C y los 28°C, con una humedad relativa del 60% para las plantas en fase vegetativa y del 50% a finales de la etapa de floración.

Además, dependiendo del clima del lugar donde vivas, quizá necesites un humidificador, un deshumidificador, un calefactor o incluso una pequeña unidad de aire acondicionado.

7. Macetas

Si cultivas con tierra, necesitarás una maceta por planta. Aunque te parezca una buena idea, no cultives varias plantas en el mismo tiesto, ya que competirán entre sí y reducirán enormemente tu cosecha. Puede servir una maceta vieja, pero hay cosas que debes tener en cuenta.

Los clásicos tiestos de terracota son los más fáciles de encontrar, pero son muy pesados, no tienen asas y son algo frágiles. Si vas a cultivar una sola planta, puede valer, pero si tienes una habitación con 10 o más, lo más probable es que no te apetezca andar cargando con ellos.

Los tiestos de plástico y de tela son las opciones más populares hoy en día, ya que son baratos, reutilizables y fáciles de trasladar. Entre ambas opciones, recomiendo las macetas de tela (también conocidas como «bolsas de cultivo»), ya que airean mejor la tierra, facilitan el drenaje, favorecen el desarrollo de las raíces, regulan la temperatura, etc.

El tamaño de las macetas se determina en función de la forma de cultivar las plantas. Si te limitas a un entrenamiento mínimo, unos 10 litros son un buen punto de partida. Para los cultivadores que aplican una técnica SOG (mar de verde), el tamaño del tiesto puede ser mínimo, tan solo de 3 litros. Por otra parte, si piensas recurrir al scrogging o al mainlining, puede que te interese subir a 20 o incluso 30 litros.

8. Nutrientes

Las plantas de marihuana son voraces y cuando están en plena floración pueden consumir muchos nutrientes. Asegúrate de aprovisionarte con antelación para no correr el riesgo de quedarte sin ellos a mitad del cultivo. Si no sabes qué tipo de nutrientes necesitas, encontrarlos puede llegar a ser agobiante, ya que existen cientos de productos diferentes en el mercado.

Si es tu primer cultivo, empieza con un sencillo pack de tres nutrientes. Contienen un frasco para cada etapa, la vegetativa y la de floración, así como un frasco de micronutrientes que se puede usar durante todo el ciclo. Eso sí, ten en cuenta que en la etapa de floración se utiliza la mayor cantidad de nutrientes con diferencia, así que tenlo en cuenta a la hora de hacer la compra.

9. Tierra/medio

Si cultivas con tierra, necesitarás una cantidad suficiente como para rellenar todas las macetas. La proporción entre el volumen de la maceta y la tierra necesaria no es exactamente 1:1, ya que la tierra tiende a compactarse tras regarla, pero es un buen punto de partida. Aunque cultives hidropónicamente, necesitarás algo en lo que plantar las semillas. Los cubos de lana de roca y las bolitas de arcilla inerte son dos buenas opciones.

10. Regadera

Tendrás que llevar MUCHA agua a tu cuarto de cultivo, por lo que una pequeña jarra de 1 litro no es suficiente. Una regadera de 5 o 10 litros es la solución ideal por su comodidad y utilidad.

11. Bombas de agua y aire

Sólo son necesarias si tu cultivo es hidropónico, pero en ese caso son absolutamente vitales. Si optas por este método, asegúrate de tener siempre a mano al menos una bomba de reserva por si se avería alguna. Te ruego que aprendas de mis errores: un solo día sin una bomba en funcionamiento puede ser suficiente para matar una planta en plena floración.

12. Equipamiento adicional

Esta lista no es exhaustiva, pero es suficiente para empezar. Además de lo anterior, existen una serie de materiales y herramientas que desempeñan un papel fundamental: kits de análisis de pH, medidores de CE, tutores de madera, cinta adhesiva, etc. Conforme vayas completando tus primeras cosechas, te darás cuenta de lo que necesitas a medida que surjan dificultades.

  • Más información sobre la CE (conductividad eléctrica)

Cómo construir un espacio de cultivo interior

Una vez reunido todo lo necesario, es hora de montar tu espacio de cultivo. Esta tarea puede ser un poco laboriosa, pero es el tipo de trabajo que si se hace bien a la primera ya no tendrás que repetirlo.

1. Mide el espacio

Debes medir con precisión el espacio de cultivo antes de comprar el equipo o elegir variedades. La superficie y el volumen del mismo son determinantes a la hora de decidir cuántas plantas vas a cultivar, qué variedades son las mejores, cuánta luz y ventilación vas a necesitar y muchas otras cuestiones. Todo esto debe estar resuelto antes de empezar, ya que cambiar de equipo a mitad del cultivo plantea dificultades.

2. Limpia la zona

Cultivar marihuana en interior es una actividad que ensucia bastante, sobre todo si lo haces con tierra. Aunque es imposible mantener el espacio de cultivo impecable, una limpieza regular y un mantenimiento diario te facilitarán las cosas en conjunto.

Antes de ponerte manos a la obra, dedica el tiempo necesario a limpiar todas las superficies y todo el equipo de cultivo. Un trapo y un poco de alcohol isopropílico es todo lo que necesitas para la mayoría de las cosas, y así ayudarás a prevenir la aparición de moho o algas en el futuro.

3. Prepara el aislamiento lumínico

Tu espacio de cultivo debe estar lo más protegido posible de la luz. Si apagas las luces, debe quedar totalmente a oscuras. Esto tiene dos ventajas principales: la privacidad y la salud de las plantas.

La privacidad es algo evidente: las luces de cultivo son extremadamente brillantes, y ser un faro para tus vecinos a cualquier hora del día y de la noche no es nada sutil. Además, cualquiera que venga a tu casa podría preguntarte por el armario luminoso de tu cocina.

Pero la verdadera razón por la que el aislamiento lumínico es muy importante tiene que ver con la salud vegetal. Las plantas de marihuana de fotoperiodo sólo empiezan a florecer cuando están expuestas a menos de 12 horas de luz, realizando la mayor parte de la floración en la oscuridad. Si se filtra demasiada luz, es posible que no empiecen a florecer, e incluso si lo hacen, los cogollos serán más pequeños y menos potentes. Esto es menos problemático en el caso de las variedades autoflorecientes, pero todas las plantas necesitan su sueño reparador.

Afortunadamente, impedir que se filtre la luz es barato y fácil. Todo lo que necesitas es Mylar, plástico opaco, madera o incluso una bolsa de basura negra para cubrir las ventanas, además de unos burletes básicos (suelen ser más que suficiente para la mayoría de las puertas).

4. Proporciona una corriente de aire adecuada

Hoy en día, todas las tiendas de cultivo del mercado disponen de diversas opciones para facilitar la circulación de aire externo. Sin embargo, si cultivas en un armario, un garaje o una buhardilla, es probable que tengas menos alternativas. Siempre que puedas, lo mejor es la ventilación directa al exterior, aunque también plantea ciertas complejidades.

Las aberturas suelen permitir la circulación en ambos sentidos: si puede salir aire, pueden entrar cosas. Procura cubrir el conducto de ventilación con una rejilla, aunque se encuentre en un interior. Todo lo que vuele o se arrastre por ahí dentro podría quedar atrapado en el ventilador, lo que supondría un auténtico desastre.

Si por cualquier motivo no puedes instalar un sistema de ventilación externa, tendrás que aumentar en gran medida la circulación de aire interna. Siempre y cuando la temperatura y la humedad no sean demasiado elevadas, no tendrás problemas. En cualquier caso, si no puedes ventilar el espacio de cultivo, quizá sea mejor que compres un armario de cultivo o que busques otro sitio para cultivar.

5. Elige e instala el sistema de iluminación

Una instalación adecuada de la iluminación es un aspecto muy importante de un buen espacio de cultivo. Por ejemplo, si cultivas en un garaje y tus plantas están colocadas bajo una lámpara de 1.000 W, la puedes colgar sin problema en un lugar fijo. Sin embargo, la mayor parte de los cultivadores a pequeña escala necesitan que las luces sean regulables. Se pueden montar de muchas maneras, así que investiga cuál es la que mejor se adapta a tu caso.

Un gancho o argolla fijada al techo suele resultar bastante útil a la hora de instalar la iluminación, pero no siempre es posible. Si prefieres evitar desperfectos, puedes recurrir a una barra telescópica para cortinas, una forma muy fácil y económica de sujetar las lámparas de cultivo. Eso sí, debes prestar mucha atención a la seguridad: es muy importante fijar bien las luces. Si se cae una lámpara podría destrozar la planta, o incluso provocar un incendio en el peor de los casos.

Permíteme una observación final con respecto a la iluminación. Existe cierta controversia sobre qué tipo de pared es mejor para un espacio de cultivo: pintada de blanco mate o revestida con una lámina reflectante. La diferencia entre ambas es insignificante. Si tienes paredes blancas lisas, perfecto. Si no, recubrir las paredes con papel de aluminio o Mylar es una opción estupenda.

Consideraciones para cultivos con tierra

Preparar el suelo es muy fácil: lo único que necesitas son macetas y tierra. Yo prefiero las macetas de tela, ya que facilitan la aireación de la tierra, además de ser más ligeras y fáciles de guardar. Tampoco olvides colocar las bandejas de plástico en la base, pues evitan que se moje el suelo y aparezca moho, algo que puede ser un problema.

Consideraciones para cultivos hidropónicos

Los sistemas hidropónicos pueden ser muy diferentes, pero incluso los más sencillos son mucho más complicados que los de tierra. En cualquier caso, todos funcionan básicamente de la misma manera.

La idea esencial en la que se basa la hidroponía consiste en sumergir las raíces de las plantas en un líquido oxigenado y rico en nutrientes. Un método muy habitual es el cultivo en agua profunda reciclada (RDWC). Un ejemplo de RDWC podría incluir un sistema de tres macetas con dos zonas de cultivo y un depósito principal. En esta fase, lo único que hay que preparar son las bombas, ya que no es necesario hacer correr el agua antes de la siembra.

Para una instalación de este tipo vas a necesitar dos bombas: una de agua y otra de aire. Cada una de ellas está conectada mediante tubos de plástico a una simple piedra difusora de aire para acuarios, la cual se coloca en el fondo de cada una de las cubetas de cultivo. Cada planta debe tener su propia piedra difusora, ya que el agua debe estar constantemente oxigenada.

La bomba de agua es otro elemento imprescindible, ya que el agua estancada es un caldo de cultivo para las algas. El tamaño de la bomba no es esencial, basta con que mueva el agua. Lo ideal es que el líquido realice una circulación completa de 2 a 3 veces por hora. Además, deberás cambiar el agua cada 7-10 días, por lo que una bomba potente agilizará considerablemente el proceso.

¿Qué ventajas ofrece cultivar marihuana al aire libre?

Obviamente, muchos cultivadores que residen en zonas climáticas templadas tienen acceso a la increíble fuerza del sol, así que pueden cultivar plantas inaccesibles para un cultivador de interior. El cultivo en exterior no es una opción al alcance de todo el mundo, pero para los que disponen de espacio y clima, es una idea muy tentadora.

Ventajas del cultivo de marihuana en exterior

  • Energía solar

El objetivo de todo cultivador de interior es reproducir las condiciones naturales óptimas para el desarrollo de la planta. Incluso las lámparas de cultivo de última generación más potentes no son nada comparadas con el sol, y los cultivadores de exterior tienen un acceso privilegiado a esa energía. Los dos elementos más importantes para las plantas son el agua y la luz. No hay nada que pueda sustituir a la Madre Naturaleza.

  • Espacio para cultivar

En igualdad de condiciones, las plantas de exterior crecen más y producen más que las de interior. Al proporcionarles el espacio adecuado para que estiren sus ramas, los cultivadores de exterior pueden obtener cosechas que los de interior no pueden igualar.

Esto incluso se refleja en la forma de medir las cosechas, ya que las de interior se miden en gramos por metro cuadrado, mientras que las de exterior se miden en gramos por planta. Si tu objetivo se limita al tamaño y al rendimiento por planta, está claro qué opción es la ganadora.

  • Menos mantenimiento

Las plantas de interior necesitan mucha atención. La poda, la defoliación y el entrenamiento de alto y bajo estrés requieren un tiempo y una energía que el cultivador podría dedicar a otras cosas. Como, al aire libre, la luz incide sobre toda la planta a lo largo del día, no es necesario recurrir a técnicas de cultivo avanzadas como el lollipopping o el topping. De hecho, podrían ser perjudiciales según qué circunstancias.

  • Menos costes

Como ya he comentado, para empezar a cultivar marihuana en exterior no se necesita apenas equipamiento. Prácticamente sólo te hace falta una maceta grande. Además, los gastos regulares también serán mucho menores, ya que hasta las lámparas LED de bajo consumo tienen un coste de funcionamiento considerable a lo largo de un año.

Riesgos asociados al cultivo de marihuana en exterior

  • Se necesita mucho espacio

Como las plantas cultivadas al aire libre tienden a crecer mucho más, cultivar cannabis en exterior requiere mucho más espacio que un jardín de interior. La superficie exacta que hay que destinar a una sola planta puede variar mucho, pero se calcula que necesita un mínimo de 1,2 veces la altura prevista. Así pues, si piensas cultivar una planta de 1 metro de altura, deberás disponer de una superficie de 120×120 cm.

Puesto que muchas plantas de exterior pueden alcanzar fácilmente los 2 metros de altura (¡o incluso 3!), es fácil imaginar el espacio que puede requerir un jardín exterior. Sin embargo, si te propones cultivar un ejemplar de 3 metros, tal vez te baste con una sola.

  • Calendario cerrado

La temporada de cultivo está muy limitada en la mayor parte del mundo. Por ejemplo, en casi toda Europa, abarca aproximadamente de abril a septiembre, y no es posible cultivar al aire libre fuera de este periodo.

Es más, incluso dentro de esta franja de tiempo, sólo se puede obtener una única cosecha (salvo en el caso de algunas variedades autoflorecientes increíblemente rápidas). Mientras que en interior se puede llegar a cosechar cada 10-12 semanas durante todo el año, en exterior sólo se puede cosechar una vez.

Ah, y si tienes pensado irte de vacaciones durante la temporada de cultivo, olvídalo. Aunque el cultivo exterior es algo menos laborioso que el interior, sigue precisando atención diaria. Irte dos semanas en mitad de la temporada de cultivo no es factible.

  • Menor seguridad

Aunque me entristezca decirlo, la delincuencia existe. A menos que cultives marihuana en una finca rural aislada, es difícil ocultar a los vecinos unas plantas de marihuana de 2 metros de altura. Pero más allá del riesgo de robo, también tendrás que proteger las plantas de la fauna, los elementos y todo lo que pueda dañarlas.

Entre las medidas de seguridad necesarias, además de cerrar las puertas con llave y levantar vallas elevadas, debes considerar sistemas de vigilancia, luces de seguridad activadas por movimiento, un invernadero o incluso usar otras plantas de mayor altura a modo de cobertura.

Preparación de un espacio de cultivo exterior

Si tras sopesar las ventajas e inconvenientes decides que el cultivo exterior te viene bien, tendrás que invertir algo de tiempo en la preparación del espacio de cultivo. Son muchas las cosas que hay que tener en cuenta, así que intentaré ser breve.

  • Luz

La ubicación ideal para una planta de marihuana de exterior suele ser un lugar donde reciba luz solar directa durante todo el día. Recuerda, la gran ventaja del cultivo al aire libre es disponer de luz natural en estado puro, no la desaproveches cultivando en la sombra.

  • Riego

Regar de forma excesiva, o quedarse corto, puede echar a perder una planta, por lo que tendrás que prestar mucha atención a la cantidad de agua que le suministras. En interior es muy fácil controlarlo, pero al aire libre tendrás que enfrentarte a las inclemencias del tiempo. Muchos cultivadores de exterior prefieren plantar en macetas a hacerlo directamente en el suelo, ya que es mucho más fácil controlar los niveles de agua.

Una planta en plena floración puede necesitar hasta 4,5 litros de agua al día, así que conviene que el jardín tenga un acceso fácil y cercano al suministro de agua. Si sólo cultivas una o dos plantas, no hay problema, pero nadie quiere cargar con 50 litros de agua a diario.

  • Viento y cobijo

El viento es un riesgo que se suele subestimar cuando se cultiva al aire libre. Aunque una brisa constante es buena para el desarrollo de las plantas, un viento fuerte puede derribar hasta el árbol más poderoso. Además, el viento puede arrastrar todo tipo de materiales que pueden acabar con un cultivo. No existe una solución universal, así que investiga un poco las necesidades específicas según el clima de tu zona.

¿Cuánta luz se necesita para cultivar cannabis en interior?

Una de las tareas más importantes para conseguir un cultivo satisfactorio consiste en instalar una iluminación adecuada. Encontrar el equilibrio entre las necesidades de la planta y el exceso de calor que producen las lámparas puede ser complicado, pero en este caso no debes dejarte ningún cabo suelto. Básicamente, necesitas toda la luz posible, pero no demasiada.

La potencia de las luces depende del tamaño del espacio y del tipo de lámpara utilizada. En cualquier caso, suele ser preferible instalar un mayor número de luces pequeñas, ya que proporcionan una cobertura más uniforme.

HID

Las luces de descarga de alta intensidad (HID) son una opción estándar de larga duración y pueden dividirse en luces de sodio de alta presión (HPS) y de halogenuros metálicos (MH). Ambas tienen usos ligeramente diferentes (las HPS son mejores para la etapa de floración, mientras que las luces MH son más adecuadas para las plantas en etapa vegetativa), pero comparten las mismas ventajas e inconvenientes cuando se comparan con las lámparas LED.

Las lámparas HID son baratas, fáciles de instalar e increíblemente potentes. La luz de una bombilla HPS suele ser mucho más intensa que la de una LED equivalente, lo que las convierte en una solución muy popular entre los cultivadores a los que sólo les importan los resultados. Sin embargo, las lámparas HPS son increíblemente ineficaces y su consumo es considerablemente mayor a largo plazo. Esta ineficacia también implica una gran emisión de calor, lo que aumenta bastante la temperatura del espacio de cultivo.

LED

Los diodos emisores de luz (LED) son una alternativa moderna a las luces HID, por lo que se están convirtiendo rápidamente en un producto de uso generalizado en el sector. Aunque los LED carecen de la potencia bruta de las bombillas HPS, son mucho más eficientes, a menudo capaces de producir el doble de luz por vatio. Además, estas luces emiten mucho menos calor, reduciendo así o evitando completamente la necesidad de refrigerar el espacio de cultivo, lo que se traduce en un mayor ahorro en los costes.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la adquisición de las lámparas LED puede implicar un gasto inicial mucho mayor, ya que son más caros que las lámparas incandescentes. Aunque ahorran energía a largo plazo, pueden pasar un par de años hasta que se amorticen, dependiendo de tu configuración exacta.

Las cifras

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿cuánta luz necesitas realmente para cultivar cannabis en interior? La tabla siguiente constituye una orientación muy aproximada, pero sirve de punto de partida para hacer los cálculos.

Vatios de la lámpara HPSVatios de la lámpara LEDÁrea ideal (m2)
150W100W0.6 m2
250W150W0.8 m2
400W250W1.0 m2
600W400W1.2 m2
1000W600W1.5 m2

No obstante, independientemente del tipo de lámpara elegida o su potencia, es importante tener en cuenta una cosa: las plantas necesitan la oscuridad tanto como la luz. Como crecen sobre todo durante la noche, procura dejarlas a oscuras el tiempo necesario. Por ejemplo, en la etapa vegetativa, lo ideal es seguir un horario de 18 horas de iluminación y 6 horas de oscuridad.

Germinación y plántula

Bien, ahora que ya tienes tu cuarto de cultivo preparado, es hora de ponerse a cultivar. Antes de nada, tendrás que germinar las semillas.

Cómo germinar las semillas de marihuana

Germinar una semilla es tan fácil que los niños de primaria suelen hacerlo en la clase de ciencias. Aunque hay varios métodos válidos, te recomiendo el clásico de la toallita de papel, pues es el más rápido y fiable que existe. Y lo que es mejor, no hace falta nada que no tengas ya en tu cocina. Sólo necesitas unas toallitas de papel, un plato y una bolsa de plástico de la compra.

  1. Dobla un par de toallitas de papel y colócalas en un plato.
  2. Vierte unos 30 ml de agua sobre ellas. Deben quedar bien húmedas, pero no empapadas.
  3. Esparce las semillas sobre las toallitas de papel procurando dejar unos centímetros entre ellas.
  4. Cubre las semillas con otra toallita de papel húmeda.
  5. Coloca el conjunto dentro de una bolsa de plástico de la compra sin cerrar y ponla en un lugar cálido.

Al cabo de unas 24-48 horas, las semillas se abrirán y aparecerá una pequeña raíz pivotante blanca. No te preocupes si el proceso se retrasa: algunas pueden tardar hasta 10 días en brotar. Una vez que la raíz pivotante mida aproximadamente un centímetro, habrá llegado el momento de plantarlas. Coloca la semilla con la raíz primaria hacia abajo en la esponja de cultivo (húmeda) o en el cubo de lana de roca. Introduce el recipiente en la bandeja de enraizamiento y déjalo bajo una luz tenue.

Cómo cuidar las plántulas de marihuana

Los días inmediatamente posteriores a la germinación son críticos para la plántula, pues es muy frágil y el calor, la luz o incluso un exceso de agua pueden matarla antes de que haya tenido la oportunidad de enraizar correctamente. Antes he mencionado que lo ideal es que la bandeja de enraizamiento tenga una tapa de plástico transparente, y he aquí el motivo. En esta fase inicial, las plántulas prefieren absorber el agua directamente del aire, y una esponja húmeda cubierta con una tapa de plástico bajo una lámpara les proporcionará un entorno muy húmedo.

Sin embargo, al cabo de unos días, habrá llegado el momento de darle un poco de aire a la plántula. No pasa nada si le administras tres o cuatro días después un primer riego con agua de pH equilibrado. Cuando transcurra más o menos una semana, podrás observar cómo las raíces salen del fondo del medio de enraizamiento, lo que significa que ha llegado el momento de trasladar la plántula a la casa que le hayas preparado.

El cuidado de una planta de marihuana en etapa vegetativa

En cuanto la planta esté instalada en su nuevo hogar, comenzará la auténtica diversión. A lo largo de las semanas posteriores, irás observando cómo crece de forma lenta y constante, desarrollando los primeros grupos de hojas, seguidos de ramas laterales bajas. En este punto, no hace falta que hagas nada, aparte de suministrarle agua y nutrientes suficientes.

Riego y alimentación de las plantas de cannabis

Las plántulas recién sembradas apenas necesitan agua durante las primeras semanas. En cuanto pongas las plántulas en una maceta más grande, puede que sientas el impulso de saturar por completo la tierra para que la plántula tenga agua suficiente desde el principio. Esto es una especie de trampa. Regar demasiado puede ser incluso más peligroso que regar poco y, en esta etapa, menos es más.

El volumen de agua diario varía en función de factores como la temperatura ambiente, la humedad, la circulación de aire, la edad y el tamaño de la planta, etc. No obstante, para todas nuestras plantas utilizamos esta tabla de referencia como punto de partida.

Edad de la planta (semanas)Volumen de agua al día (ml)
1 semana100 ml
2 semanas200 ml
3 semanas400 ml
4 semanas800 ml
5 semanas1000 ml
6 semanas o más1500 ml

Naturalmente, no basta con emplear agua corriente. La mayoría de los cultivadores recurren a nutrientes líquidos por su comodidad, estabilidad y consistencia. Sea cual sea la marca que elijas, asegúrate de seguir al pie de la letra las instrucciones. Si añades una cantidad excesiva de nutrientes, pueden surgir más problemas que si aplicas una cantidad insuficiente, y puede ser mucho más difícil solucionarlo.

La poda de las plantas de marihuana durante la etapa vegetativa

A medida que vaya creciendo la planta, es probable que algunas hojas y ramas inferiores no reciban tanta luz como deberían. Esto resulta menos problemático al aire libre, ya que el sol se mueve por el cielo e ilumina las plantas desde todos los ángulos. Sin embargo, con una iluminación fija en espacios interiores, únicamente la parte superior de la planta recibirá la luz adecuada para resultar realmente productiva.

La semana anterior a la etapa de floración, identifica las partes de la planta que reciben más luz (normalmente entre los tres y cinco nodos superiores del tallo principal y las ramas laterales) y elimina todo lo que esté por debajo de esa línea. Si lo haces bien, probablemente te parecerá que estás quitando más de lo necesario, pero las plantas de cannabis crecen sobre todo durante la etapa de floración y te sorprenderá lo rápido que se recuperan.

Algunos cultivadores eliminan incluso toda la parte superior de la planta en una práctica conocida como «topping», obligándola así a dividirse en dos grupos principales, cada uno de los cuales producirá una cola completa. El topping es una de las técnicas más fáciles y fiables para aumentar el rendimiento, pero no está exenta de riesgos.

Ahora bien, si es la primera vez que cultivas, no es necesario podar y probablemente sea mejor que te centres en cosas más importantes. Pero si te atreves, es una forma estupenda de obtener cosechas más abundantes.

El cuidado de una planta de cannabis en etapa de floración

Para que una planta de marihuana empiece a florecer, es preciso hacer dos cosas: ajustar el ciclo de luz y cambiar los nutrientes. Si modificas el horario de iluminación a uno de 12 horas de encendido y 12 horas de apagado, le estarás diciendo a las plantas que ha llegado la hora florecer, algo que empezarán a hacer casi de inmediato. Para asegurarte de que tienen todo lo que necesitan, deberás cambiar los nutrientes por otros formulados específicamente para la etapa de floración, ya que las plantas tienen necesidades nutricionales diferentes en este periodo.

Etapa de floración inicial

Durante las semanas posteriores, las plantas experimentarán un «estiramiento» en el que es probable que dupliquen (¡o incluso tripliquen!) su altura. Precisamente por eso, procura pasar tus plantas a la etapa de floración mucho antes de lo que creas oportuno. Créeme, es preferible tener una planta de menor estatura que otra que crece sin control y que supone una molestia diaria.

Plantas de marihuana macho y hembra

Llegados a este punto, ya deberías distinguir cuáles de tus plantas (si es que hay alguna) son machos. Muchos cultivadores consideran que las plantas macho son «inútiles», ya que no producen las flores (cogollos) que tantos de nosotros buscamos. Y lo que es peor: una sola planta macho puede polinizar todo un cuarto de cultivo, lo que dará lugar a cogollos granulosos y menos potentes.

Por suerte, es bastante sencillo identificar una planta macho. Mientras que las plantas hembra muestran sus primeros signos de floración con pequeños pelos blancos en los nodos internos, las macho desarrollan pequeños sacos de polen redondos que cuelgan justo debajo de los nodos internos. Si ves un solo saco de polen en una de tus plantas, deberás retirarla inmediatamente. Ten cuidado de no sacudirla demasiado, podría liberar polen.

Si utilizas semillas feminizadas o autoflorecientes, la probabilidad de que aparezca un ejemplar macho es inferior al 5%, pero aun así es posible, así que asegúrate de comprobarlo minuciosamente todos los días hasta que estés seguro de que sólo tienes plantas hembra.

Etapa de floración intermedia y entrenamiento de las plantas de marihuana

A medida que va creciendo la planta, puede que descubras que se está desarrollando algo más de lo esperado, o que las zonas de floración que antes recibían mucha luz ahora están en sombra. Aunque puede ser un fastidio, no hay por qué alarmarse. Si atas las ramas (o incluso el tallo principal), puedes obligarla a crecer lateralmente, al menos durante un tiempo. Esto puede ayudar a los cultivadores con más superficie horizontal que vertical a aprovechar al máximo su espacio.

Empezarás a ver los primeros signos de floración al cabo de dos o tres semanas, cuando asomen pequeños pelos blancos en los nodos interiores (donde las ramas se unen al tallo principal) y en la parte superior de las ramas. En las semanas venideras, el crecimiento vertical se reducirá considerablemente a medida que la planta se concentre en la etapa de floración. Esta desaceleración irá acompañada de una expansión del crecimiento floral, que será visible desde la cabeza hasta los pies.

Etapa de floración final

Transcurridas entre seis y ocho semanas (dependiendo de la variedad), entramos en la etapa de floración final, la cual se caracteriza por una interrupción casi total del crecimiento vertical y un rápido engorde de los cogollos. Si has conseguido que tu planta llegue hasta aquí, es que lo has hecho todo bien y sólo queda esperar a que la naturaleza siga su curso.

Solución de problemas durante la etapa de floración

Las plantas de marihuana son organismos vivos complejos y hay muchas cosas que pueden ir mal. Los problemas en la fase vegetativa son molestos, pero normalmente sólo retrasan el paso a la etapa de floración. Sin embargo, los problemas en fases tardías de la vida de una planta pueden ser catastróficos. Mantén una vigilancia estrecha y actúa en cuanto detectes algo fuera de lo normal.

Cómo, cuándo y por qué lavar las raíces de las plantas de cannabis

El «lavado de raíces» o purgado es un procedimiento que consiste en suministrar únicamente agua pura (sin nutrientes) al final del ciclo vital de la planta de cannabis. Esto ayuda a eliminar cualquier exceso de sales y nutrientes del medio de cultivo, lo que a su vez impide que la planta los absorba en sus últimos días o semanas. Las plantas que no han sido lavadas adecuadamente pueden retener un exceso de nutrientes, afectando negativamente al producto final, el cual puede presentar un sabor desagradable o a químicos.

Para las plantas cultivadas con tierra, el lavado suele realizarse en los últimos 10-14 días antes de la cosecha, mientras que las plantas cultivadas hidropónicamente sólo necesitan 5-7 días de lavado.

Para lavar cultivos en tierra, basta con suministrar con agua pura de pH equilibrado (pH 6,0-6,5) sin ningún nutriente añadido. Riega bien las plantas y deja que escurra el exceso de agua, retirándola inmediatamente. Repite este proceso varias veces durante el periodo de lavado.

En el caso de las instalaciones hidropónicas, el proceso es aún más sencillo. Basta con sustituir el agua enriquecida con nutrientes que estés utilizando por agua limpia con un pH equilibrado y seguir como de costumbre.

Cómo cosechar marihuana

Una vez que la planta esté lista para la cosecha, deberás proceder sin demora, ya que los cogollos van perdiendo potencia con el paso de los días, a medida que la planta transforma el THC en CBN, que no es psicoactivo. Cosechar plantas de cannabis es un proceso bastante sencillo, aunque laborioso, por lo que suele ser una buena idea echar mano de unos cuantos amigos.

El primer paso consiste en cortar la planta por la base. A continuación, tendrás que manicurar las hojas. La cantidad exacta es objeto de debate, ya que muchos cultivadores sólo quitan las hojas en abanico y dejan los cogollos para manicurarlos más tarde. Esto se conoce como «manicurado seco», ya que estás manicurando los cogollos cuando están secos.

Otros cultivadores prefieren quitar todas las hojas de los cogollos en esta fase, en un proceso llamado «manicurado húmedo». No existe una opción objetivamente «mejor», pero más adelante analizaré las ventajas y los inconvenientes.

En cualquier caso, una vez hayas terminado de manicurar las plantas, tendrás que colgarlas boca abajo hasta que estén lo bastante secas como para proceder al curado. Lo ideal es que el recinto de secado esté a unos 15,5°C con una humedad relativa de alrededor del 50%. Tendrás que dejar la planta colgada ahí hasta que las ramas más pequeñas se rompan al doblarlas, algo que suele ocurrir al cabo de unos 10-20 días.

Una vez que la planta está seca, llega el momento de preparar los cogollos para el curado. Si has manicurado en húmedo, lo único que tienes que hacer en este punto es comprobar brevemente que no se te ha escapado nada, pero si has manicurado en seco, tendrás que limpiar los cogollos antes del curado.

Manicurado húmedo vs manicurado seco

En última instancia, la elección depende en gran medida de las preferencias personales, pero existen buenas razones para elegir uno u otro.

Ventajas del manicurado húmedo

  • Como las hojas están todavía rígidas y se extienden rectas, el manicurado húmedo es más fácil.
  • Eliminar el exceso de vegetación reduce el riesgo de formación de moho durante la etapa de secado.
  • Con menos hojas, la planta se seca mucho más rápido.
  • Los cogollos resultantes suelen tener mejor aspecto.

Desventajas del manicurado húmedo

  • Como los cogollos no han tenido tiempo de secarse, están extremadamente pegajosos, lo que puede dificultar el uso de las herramientas.
  • Por ese mismo motivo, como los cogollos son muy pegajosos, es probable que se pierdan más tricomas que con el manicurado en seco, ya que se pegan a las manos y a las herramientas.
  • Secar una planta de marihuana demasiado rápido puede limitar su capacidad de desarrollar adecuadamente un sabor ideal.

Ventajas del manicurado seco

  • El manicurado en seco conserva muchos más tricomas, lo que puede favorecer la obtención de cogollos más potentes.
  • El secado más lento suele producir un humo más suave y un sabor más pronunciado.
  • Suele ser menos engorroso, ya que los cogollos no están tan pegajosos como cuando están húmedos.

Desventajas del manicurado en seco

  • Quitar un montón de pequeñas hojas secas de los cogollos puede ser complicado y llevar mucho tiempo.
  • Los cogollos resultantes pueden ser menos atractivos visualmente.
  • Una hierba con demasiadas hojas puede tener un sabor áspero.
  • El manicurado en seco requiere más espacio para colgar la planta.

Consejos para el curado de la marihuana

El proceso de curado es el secreto más preciado a la hora de producir una marihuana de calidad. Todos ansiamos probar los frutos de nuestro trabajo, pero si dedicas el tiempo necesario al curado adecuado de los cogollos, mejorarás enormemente su sabor, aroma, consistencia e incluso potencia. Aunque no existe una receta perfecta para curar el cannabis, el proceso básico es el siguiente.

  1. Asegúrate de que las plantas se han secado lo suficiente y de que todos los cogollos están manicurados.
  2. Coloca los cogollos en tarros de cristal sin apretarlos demasiado. Necesitan espacio para respirar.
  3. Deja los tarros sin cerrar durante las primeras 25 horas para que se evapore gran parte de la humedad restante.
  4. Al cabo de un día, cierra los tarros y ponlos en un lugar fresco y oscuro.
  5. Abre los tarros durante una hora cada seis horas aproximadamente (puedes dejarlos reposar toda la noche, pero ábrelos a primera hora de la mañana). Asegúrate de sacudir o agitar un poco los tarros para que todos los cogollos tengan la oportunidad de asentarse en la parte superior.
  6. A lo largo de las semanas posteriores, reduce gradualmente la frecuencia de los eructos a una vez al día.
  7. Al cabo de unas seis semanas, los cogollos deberían tener la consistencia perfecta.

Aunque no poder probar los cogollos hasta seis semanas después de la cosecha puede ser duro, la espera merecerá la pena e intensificará la experiencia. No te apresures en este proceso.

Control de los olores en un cuarto de cultivo de interior

Algunas variedades de marihuana pueden desprender una fragancia muy intensa, y algunos cultivadores de interior no quieren que toda su casa huela a hierba fresca. Para mitigar los olores no deseados, además de escoger variedades que huelen poco, como la Northern Lights o la Gelato #420, también se pueden poner en práctica diversos métodos.

El filtro de carbón es el elemento más importante para cualquiera que valore la discreción en su cultivo. Se conectan directamente al extractor de aire y hacen un trabajo increíble eliminando los olores no deseados. Además, existen numerosos ambientadores y bloqueadores de olores, los cuales pueden ser unos complementos muy útiles.

Mantenimiento diario del cuarto de cultivo

Cultivar cannabis es una afición a jornada completa, es decir, que tienes que dedicarle al espacio de cultivo un rato cada día para asegurarte de que todo funciona a la perfección. Con el tiempo, desarrollarás tu propio ritmo y pautas, pero para empezar lo mejor es seguir una serie de tareas diarias recopiladas en un listado como este:

  • Riega las plantas. Aunque no sea necesario hacerlo todos los días durante las etapas de plántula y vegetativa, es imprescindible regar a diario las plantas en floración.
  • Comprueba la presencia de plagas, moho, deficiencias de nutrientes u otros signos de estrés. Lo ideal es que revises cada rama y cada hoja al menos una vez al día. Si cultivas una o dos plantas, no te llevará demasiado tiempo.
  • Poda las hojas muertas según sea necesario. En cuanto una hoja empiece a ponerse amarilla, elimínala. Si las hojas amarillean durante la etapa vegetativa, algo va mal. Sin embargo, cuando las plantas entran en las últimas etapas de floración, las hojas inferiores suelen amarillear y morir.
  • Procura que las plantas estén bien separadas, pues no les gusta chocar unas con otras, así que asegúrate de que tienen espacio suficiente y no se bloquean la luz entre ellas.
  • Comprueba la temperatura y la humedad y planifica su ajuste si es necesario.
  • Verifica que todas las luces, temporizadores, bombas, ventiladores, etc. funcionan correctamente.

La práctica hace al maestro

Cultivar marihuana es una tarea sencilla, pero hacerla bien es otra historia. Con tantas posibilidades y aspectos a tener en cuenta, al principio puede resultar abrumador. Sin embargo, tras un par de cosechas satisfactorias, desarrollarás rápidamente tus habilidades y conocimientos. Cultivar es una afición increíblemente gratificante y, cuando le cojas el gusto, te enganchará para siempre.

Esperamos que hayas disfrutado leyendo esta guía, en la que hemos intentado abarcar tantos aspectos del cultivo de marihuana como nos ha sido posible. Hay muchos temas que no hemos tratado, desde los cannabinoides hasta los terpenos, o las distintas variedades de cannabis que puedes elegir o cómo crear tu propia variedad, pero en algún momento teníamos que parar. Sin embargo, tienes a tu disposición el resto de los artículos de nuestro extenso blog y, por supuesto, ¡también puedes hacernos cualquier pregunta en los comentarios!

  • Disclaimer:
    Las leyes y regulaciones relativas al cultivo de cannabis difieren de un país a otro. Por lo tanto, Sensi Seeds recomienda encarecidamente que se revisen las leyes y regulaciones locales. No se debe actuar en contra de la ley.

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    Kenny Hall

    Kenny, natural de Colorado y afincado en Praga, lleva dos décadas cultivando marihuana. Impulsado por su pasión y profundo conocimiento de su oficio, ha ayudado a cientos de aficionados a dar los primeros pasos en su aventura como cultivadores. En la actualidad, trabaja como escritor y bloguero con el fin de seguir divulgando su experiencia.
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