Hemos documentado todas las fases del ciclo de crecimiento de la Honey Melon Kush Feminizada, desde la germinación hasta la cosecha. Esta variedad mezcla genéticas de Blueberry y Girl Scout Cookies, y es famosa por sus cosechas XL y su exótico perfil de terpenos. Apúntate a nuestro exhaustivo informe de cultivo y descubre algunos consejos de expertos.
Etapa de floración: 68 días
Periodo total, de la semilla a la cosecha: 99 días
Rendimiento final: 121 gramos
Contenido en THC: 22.4%
Germinación y plántula
Para germinar nuestra Honey Melon Kush Feminizada colocamos la semilla a cinco centímetros de distancia entre dos toallitas de papel húmedas, las cuales pusimos a su vez entre dos platos pequeños que guardamos en un entorno cálido y oscuro. Controlamos los niveles de humedad para asegurarnos de que las servilletas de papel permanecieran húmedas durante las 24 horas siguientes. Al poco tiempo surgió la raíz pivotante inicial, por lo que trasladamos la plántula al primer recipiente de 1 litro.
Con la ayuda de unas pinzas, cavamos con cuidado un pequeño agujero de unos dos centímetros de profundidad y manipulamos suavemente la semilla con la precaución de no dañar la raíz pivotante. Colocamos la semilla en el agujero con la raíz pivotante apuntando hacia abajo para facilitar la absorción de nutrientes y un anclaje firme, al tiempo que se ayuda al cotiledón a emerger del medio de cultivo. Por último, cubrimos la semilla con una fina capa de tierra. ¡Ahora toca esperar a que se desate la magia!
Trasladamos la plántula a una zona especialmente acondicionada donde podíamos controlar minuciosamente el entorno. Para favorecer un crecimiento óptimo, mantuvimos una humedad relativa del 68% y una temperatura constante de 24°C. El ciclo de luz consistió en 18 horas de iluminación y 6 horas de oscuridad. Las plántulas se colocaron a 80 cm por debajo de una lámpara HPS Green Power Phillips de 600 W, lo que les proporcionó luz suficiente para desarrollarse sin sobreexponerlas.
Enriquecimos con nutrientes la mezcla de tierra BAC Lava Soil y controlamos la conductividad eléctrica (CE) de la solución nutritiva que suministrábamos a la planta, la cual se mantuvo estable en 0,8. Nos abstuvimos de regar durante los tres primeros días, y luego aportamos 100 ml de agua con un pH de 6,2 a la que añadimos un estimulante radicular para fomentar el desarrollo y la hidratación de las raíces. Al final de la primera semana, nuestra plántula había alcanzado una altura de 8 cm.
Una vez que nuestra plántula hubo desarrollado su primer conjunto de hojas verdaderas, la trasladamos a la zona de cultivo interior, manteniendo el mismo ciclo de luz vegetativo de 18 horas de iluminación y 8 horas de apagado. Se colocó a 3 metros de distancia de una lámpara HPS Philips Green Power de 1000 W. Fijamos la temperatura diurna en 24°C y la nocturna en 21°C, y disminuimos los niveles de humedad relativa al 65%.
Etapa vegetativa
Nuestra planta alcanzó los 19 cm de altura en el transcurso de la segunda semana. Como estaba creciendo de forma considerable, doblamos el volumen de riego a 200 ml y bajamos el pH a 6. Controlamos de cerca los niveles de la CE, que aumentaron hasta 1,4, y en la segunda semana incorporamos una solución nutritiva ligera para ayudarla a crecer fuerte y sana. Debido al tamaño y al desarrollo de la zona radicular, pronto se hizo necesario trasplantar la plántula a un recipiente más grande, de 5 litros, con espacio suficiente para que se desarrollaran las raíces.
Preparamos la nueva maceta añadiendo tierra y haciendo un agujero dos centímetros más grande que el del recipiente original. Pasamos suavemente una paleta por los bordes del tiesto para soltar la tierra, y después colocamos una mano sobre la superficie de la tierra, con el tallo entre los dedos, e invertimos la maceta. Para facilitar el proceso, un consejo experto consiste en golpear o apretar la maceta para ayudar a desprender el cepellón. A continuación levantamos con cuidado la planta, apoyando el cepellón, la introdujimos en el agujero previamente preparado y lo llenamos de tierra.
Colocamos estratégicamente bolsitas con Neoseiulus californicus y Amblyseius swirskii en las ramas laterales inferiores como medida proactiva y eficaz para prevenir plagas. Estos insectos beneficiosos son conocidos por su capacidad para controlar los trips, los mosquitos de los hongos y las infestaciones de araña roja de dos manchas.
Durante la tercera semana, la planta desarrolló tres nudos y lucía unas hojas de color verde oscuro, lo que indicaba unos niveles de nitrógeno suficientes. El nitrógeno es esencial para el desarrollo, ya que ayuda a producir clorofila, y unos niveles inadecuados pueden retrasar el crecimiento. Aunque las condiciones ambientales seguían siendo las mismas, aumentamos el riego a 400 ml y, al final de la semana, la planta había alcanzado una altura de 31 cm.
Nuestra Honey Melon Kush continuó sorprendiéndonos al llegar la cuarta semana, pues alcanzaba ya una altura de 46 cm, con un follaje verde exuberante y un espaciado internodal estrecho. Al eliminar las ramas inferiores más pequeñas encauzamos la energía hacia el dosel superior, mejorando al mismo tiempo la circulación del aire y la penetración de la luz. Nuestra planta absorbía ahora más nutrientes, y los niveles de CE aumentaron a 1,8. En consecuencia, elevamos el volumen de agua a 800 ml y ajustamos las proporciones de fertilizante y ácido nítrico con el fin de prepararla para la etapa de floración.
Etapa de floración
Al principio de la quinta semana, ajustamos el ciclo de luz de 18 horas de iluminación y 6 horas de oscuridad a uno 12/12, lo cual marcaba la transición a la etapa de floración. Este ciclo de luz imita el paso del verano al otoño, donde se reducen las horas diurnas. Además, sustituimos los nutrientes vegetativos por los de floración, especialmente formulados para aumentar los niveles de fósforo y potasio y favorecer un desarrollo sano de los cogollos.
Administrábamos 1000 ml de agua con el fin de propiciar un entorno óptimo para el crecimiento de las flores en desarrollo. Al cabo de una semana, nos alegró observar la respuesta positiva de la planta, que creció hasta alcanzar una altura de 58 cm, un signo prometedor que indicaba la transición saludable de la planta a la etapa de floración. Las ramas siguieron creciendo, y añadimos un tutor de plástico para sostenerlas. En ese momento, la planta dirigía más energía a las ramas superiores y el tallo principal, engrosándolas para facilitar el soporte.
Nuestra Honey Melon Kush alcanzó una altura de 76 cm durante la sexta semana, iniciando así la fase de «estiramiento», que se caracteriza por un rápido crecimiento vertical. En este periodo puede producirse un aumento significativo de la altura, llegando a duplicar o triplicar el tamaño. El estirón se produjo a raíz del cambio del ciclo de luz de la semana anterior y es un momento fascinante en el que la planta se prepara para producir cogollos. Como parte de nuestra estrategia de gestión integrada de plagas, añadimos de forma proactiva más sobres de ácaros depredadores.
Resulta fundamental vigilar de cerca las preflores, ya que revelan el sexo de la planta. Las preflores hembras desarrollan pequeñas estructuras blancas similares a pelos, llamadas pistilos, en los nudos donde las ramas se unen al tallo principal. Al final de la semana, observamos que estas preflores empezaban a desarrollarse en los nudos superiores. Ajustamos cuidadosamente el riego, aumentándolo a 1.500 ml debido al mayor desarrollo de los cogollos, mientras que los niveles de CE se mantuvieron estables en 1,8.
Llegó la séptima semana y nuestro ejemplar ya medía 88 cm de altura. Las condiciones ambientales se mantuvieron constantes, lo que repercutió positivamente en su crecimiento. Las hojas presentaban un aspecto sano y lleno de vida, mientras que el tallo era robusto y capaz de soportar la altura de la planta. Además, el sistema radicular seguía creciendo y expandiéndose, lo que permitiría más adelante satisfacer las necesidades de nutrientes durante la etapa de floración.
Observamos atentamente el desarrollo de las preflores y nos entusiasmó ver signos prometedores de una cosecha abundante. El cáliz es la primera parte del cogollo en formarse, y aparece como pequeñas estructuras en forma de lágrima que albergan los órganos reproductores de la planta. Estas estructuras se agrupan alrededor de los pistilos, dando lugar al armazón inicial del cogollo. También observamos cómo se iban desarrollando las hojas de azúcar alrededor de la base de la flor.
Durante toda la semana, enjuagamos a fondo el medio de cultivo empleando agua corriente con un pH de 6 con el fin de eliminar cualquier residuo de nutrientes acumulado. Este proceso es sencillo pero muy eficaz, y creemos que es beneficioso compartirlo con otros cultivadores. A continuación, eliminamos la escorrentía acumulada para evitar que el medio reabsorbiera los residuos.
La fase de estiramiento se frenó en la octava semana, y nuestra Honey Melon Kush se concentró entonces en el desarrollo de los cogollos. El tallo principal y las ramas empezaron a engrosarse para soportar el peso de las flores en formación. La planta parecía sana, sin signos que indicaran una carencia de nutrientes o una infestación por plagas, y al final de la semana había alcanzado una altura de 102 cm. Las hojas eran de un verde intenso y no estaban amarillas, marrones ni rizadas. El tallo era robusto y los nudos estaban bien espaciados.
A pesar del crecimiento, mantuvimos estables las condiciones ambientales, con una humedad relativa situada en el 60%, hasta que se hizo visible un mayor desarrollo de los cogollos. Las glándulas de resina que contienen cannabinoides, conocidas como tricomas, comenzaron a hacerse más prominentes, formándose en flores y hojas. Al principio, parecían transparentes y vidriosas, pero adquirirían una mayor presencia a medida que avanzara la etapa de floración. Debido al mayor desarrollo de los cogollos, las ramas empezaron a descolgarse un poco debido al peso.
A lo largo de la novena semana se fue reduciendo el crecimiento vertical de la planta, el cual apenas aumentó 1 cm. Los tricomas empezaron a hincharse y a fusionarse para formar grandes colas, haciendo que la planta resplandeciera cuando estaba expuesta a la luz. Controlamos la intensidad luminosa para evitar quemaduras en las grandes hojas en abanico. Nuestra Honey Melon Kush, que visualmente se parece a un árbol de Navidad, se caracteriza por su altísimo tallo principal apical y sus ramas en cascada que casi llegan a la cola principal cuando los cogollos se apilan.
En la décima semana, nuestra Honey Melon Kush se encontraba en plena floración, con grandes colas adornadas con estigmas blancos, y alcanzaba una altura de 108 cm. A medida que avanzaba esta etapa de floración, las brácteas seguían creciendo y apilándose unas sobre otras, estableciendo una proporción óptima entre brácteas-hojas y dando lugar a estructuras de cogollos más tupidas. Como parte de nuestro programa de Gestión Integrada de Plagas (GIP), añadimos más Neoseiulus californicus y Amblyseius swirskii. ¡Era un momento muy delicado, ya que una plaga podría haber causado estragos!
La planta mantuvo el mismo tamaño durante la undécima semana, pero el aroma dentro del cuarto de cultivo adquirió un carácter más floral. Los cálices y pistilos se expandieron considerablemente, formando las inconfundibles estructuras de cogollos en la parte superior de las ramas, conocidas como colas. Ante la presencia de cogollos más grandes, vimos necesario reducir la humedad de la habitación al 56%. Volvimos a enjuagar el medio de cultivo con 1.000 ml de agua para asegurarnos de que la zona radicular quedaba libre de residuos antes de entrar en las últimas semanas de la etapa de floración.
Cuando inspeccionamos las cabezas de los tricomas con nuestra lupa de joyero en la duodécima semana, observamos que los estigmas se estaban oscureciendo y curvando hacia dentro, lo que indicaba la proximidad de la cosecha. Los pistilos tenían un color naranja vivo y, para garantizar la salud y preparación de la planta, añadimos seis tutores de plástico más para soportar el peso de los enormes cogollos de las ramas laterales. Además, quitamos algunas hojas amarillentas para mejorar la circulación del aire y evitar el riesgo de botritis.
Al entrar en la decimotercera semana, la planta presentaba signos evidentes de estar preparada para la cosecha. Al inspeccionar las cabezas de los tricomas observamos un número significativo de cabezas ámbar y lechosas, lo que indicaba que estaba alcanzando su máxima potencia. Dejamos de aportarle nutrientes y la enjuagamos con 1 litro de agua pura durante el resto del ciclo de crecimiento. No aumentó de altura y era evidente que toda la energía se dirigía a endurecer los cogollos.
Al cabo de unos días, observamos que algunas hojas mostraban signos de falta de nutrientes y decidimos podar las hojas inferiores para asegurarnos de que la planta recibiera una iluminación óptima. Los cogollos también desprendían un aroma característico a medida que los aceites esenciales y terpenos alcanzaban su máxima potencia. Afortunadamente, disponíamos de un sistema de ventilación adecuado y filtros de carbono para gestionar eficazmente los aromas no deseados.
Nuestra Honey Melon Kush presentaba un aspecto impresionante en la semana catorce y estaba engalanada con un manto de tricomas. Al inspeccionarla, observamos alrededor de un 70% de tricomas de color blanco lechoso y un 30% de color ámbar, lo que indicaba que había llegado el momento óptimo para la cosecha. Los cogollos de las ramas laterales se habían transformado en grandes colas, y el tallo principal estaba provisto de una cola densa y bulbosa que brillaba bajo la luz. Era un espectáculo que impresionaría incluso a los cultivadores más exigentes: ¡había llegado la hora de la cosecha!
Cosecha
Limpiamos y desinfectamos a fondo las tijeras de podar empleando una solución de agua y alcohol de quemar para eliminar cualquier posible bacteria o contaminante. Tras desinfectar las tijeras de podar, recortamos la planta cuidadosamente, dejando unos 7 cm de tallo por encima del medio de cultivo. Colgamos nuestra Honey Melon Kush en un espacio bien ventilado y oscuro, manteniendo una temperatura de 15,5°C y una humedad del 60% para evitar la aparición de moho y garantizar la calidad y potencia del producto final.
Para comprobar si una planta está lista para la curación, intenta romper una rama pequeña. Si la rama se quiebra con facilidad significa que está lo bastante seca como para curarla. Si se dobla, todavía contiene humedad. En nuestro caso, estuvo lista al cabo de 20 días. Utilizamos unas tijeras de podar pequeñas para cortar las hojas de azúcar más pequeñas y nos pusimos guantes para manipular los densos cogollos. Una vez recortados, los pesamos y obtuvimos un rendimiento de 121 gramos. También enviamos al laboratorio una muestra para analizar los cannabinoides, revelando un contenido en THC del 22,4%.
Iniciamos el proceso de curado sirviéndonos de cuatro recipientes herméticos de cristal de un litro de capacidad. Dividir los cogollos grandes en trozos más pequeños ayuda al curado y evita la acumulación de aire estancado. Este proceso tiene como objetivo eliminar el exceso de clorofila de los cogollos y liberar el aire viciado acumulado. Para mejorar el perfil de terpenos, eructamos los frascos durante una hora diaria en las dos primeras semanas, mientras que en las cuatro siguientes lo hicimos cada pocos días.
Perfil de terpenos
Tras una emocionante espera de tres meses, por fin había llegado el momento de disfrutar del delicioso perfil de terpenos de nuestra Honey Melon Kush Feminizada. Cuando encendimos el porro, notamos enseguida la presencia de mirceno, con un rico trasfondo terroso, complementado con las notas dulces y afrutadas características de su linaje Blueberry. La presencia de limoneno y cariofileno realzó aún más la experiencia, con un sutil matiz a skunk.
Como fumadores experimentados, esperábamos un subidón estimulante, ¡y no nos equivocamos! Esta variedad nos regaló una sensación hormigueante de la cabeza a los pies, seguida de una euforia edificante y un colocón corporal cálido y calmante. Nos quedamos muy relajados y con un estado de ánimo perfecto. En lugar de hundirnos en el sofá, nos proporcionó una sensación estimulante y creativa que nos dejó energizados en lugar de aturdidos. ¡Menudo viaje!
El resultado
La Honey Melon Kush Feminizada hace alarde de un crecimiento robusto y una resistencia excepcional, lo que la convierte en una opción excelente para cultivadores de todos los niveles. Su perfil de terpenos único y complejo no sólo simplifica el proceso de cultivo, sino que también aumenta el placer de cultivar. Para asegurarnos de que nuestro ejemplar pudiera alcanzar todo su potencial, colocamos tutores para proporcionarle un soporte óptimo. Esto permitió un crecimiento vertical firme sin arriesgarnos a que se doblara o rompiera debido al peso de los pesados cogollos.
Si ya has cultivado una Honey Melon Kush o tienes alguna duda, ¡cuéntanoslo en los comentarios!
- Disclaimer:Las leyes y regulaciones relativas al cultivo de cannabis difieren de un país a otro. Por lo tanto, Sensi Seeds recomienda encarecidamente que se revisen las leyes y regulaciones locales. No se debe actuar en contra de la ley.